El fútbol es su coartada. Son las barras bravas. Las del River y Boca. De las más peligrosas.
Los expertos dicen que no son ultras ni hooligans. Más bien mafias. Hacen de la violencia un negocio.
Controlan entradas, ponen y quitan presidentes de clubes y tienen vínculos con poderes económicos y políticos.