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Piden solidaridad y ayuda. Es el llamamiento desesperado de los voluntarios de la Fundación Madrina. Sus almacenes están prácticamente vacíos. Cientos de familias dependen de ellos para llevar algo de comer a sus hijos y lo pero es que las próximas semanas, con las vacaciones de por medio, no pinta mejor.

Justo, cuando las llamadas colas del hambre no paran de crecer, cierran los comedores y centros sociales con consecuencia catastróficas para muchas familias sin ingresos y pendientes, por las trabas burocráticas, de recibir ayudas o el Ingreso Mínimo Vital.

Actualmente 22.000 familias reciben la Renta Mínima de Inserción de la Comunidad de Madrid y tienen que enviar toda la documentación en 10 días para acogerse al Ingreso Mínimo Vital del Gobierno central. Son ayudas subsidiarias y compatibles.

Pero según algunas asociaciones, los trámites están haciendo que muchas familias se queden sin ellas. Y la falta de ingresos les llevan a recurrir los comedores y bancos de alimentos, gestionados entre otras muchas organizaciones, por la Fundación Madrina, que ve como sus despensas se agotan a marchas forzadas ante la creciente solicitud de ayuda.

Por eso Acción contra el Hambre ha puesto en marcha unas tarjetas de ayuda solidaria. Una suerte de tarjeta monedero con la que las familias más afectadas económicamente por la pandemia, puedan llenar su carro semanal.