No estamos acostumbrados a pasear sus calles vacías. En un verano cualquiera la milla de oro de Madrid estaría llena de paseantes en sus calles y turistas comprando en las tiendas aledañas. A pesar de que los descuentos de las rebajas de verano siguen anunciándose, pocos son los que entran a comprar.
El corazón del lujo de la capital parece haberse congelado.Los vecinos se muestran preocupados y sorprendidos por el silencio que recorre sus calles.
El sector calcula pérdidas de un 60%.