Carmen Rigalt: "Siempre quedan muchas cosas por contar"
La periodista y escritora nos abre la puerta de su casa en la zona norte de Madrid
Foto: REDACCIÓN |Vídeo: Telemadrid
REDACCIÓN
Amante de las palabras y del periodismo, Carmen Rigalt sigue sintiendo, a sus 71 años, la misma pasión de siempre por la escritura. Su casa es su refugio, el lugar donde encuentra la serenidad que necesita y busca. El lugar donde las musas, dice "le pillan trabajando".
Carmen vive desde hace ya veinte años en un amplio chalet con un cuidado jardín y una decoración ecléctica que reúne todas aquellas cosas que en su día le 'enamoraron' y ahora están junto a ella. Como las columnas del retablo de una iglesia que compró en el Rastro o un San Antonio que viajó hasta su casa desde Guatemala. Lo que le gusta, se lo lleva "aunque no tenga sentido".
Y como a Carmen le gusta 'guardar' secretos, colecciona cajas. Tiene infinidad de ellas de todos los estilos y materiales posibles. La mayoría, las trae de Marruecos, en donde tiene otra casa. Y dentro de ellas, esconde historias y anécdotas increíbles.
A la entrada tiene un pequeño sofá "para echar la siesta, bueno, mini-siesta", nos cuenta Carmen, y un mueble de Mongolia con extrañas inscripciones. Y el salón es el lugar "donde siempre puedes encontrar los últimos dos periódicos del día". Siempre y cuando busques en un montón de revistas que hay en un pequeño lagar de barro que Carmen tiene junto al sofá.
Sin embargo, a pesar de que le encanta ojear los periódicos y sentir entre sus dedos el tacto de las hojas, Carmen se pone triste cuando le preguntan por el futuro de la prensa escrita. "No me lo hagas recordar", dice con voz temblorosa. Y es que son muchas cosas las que le unen a ella.
No usa mucho la cocina "no soy muy cocinera", aunque le gusta comer en casa y suele encargarse personalmente de la compra. Lo que más consume, dice, es pescado. "No soy nada carnívora". En la cocina tiene una colección de vasijas de barro y porcelana.
A Carmen le gusta ir cómoda por su casa "en camisón". No le gusta arreglarse, aunque tenga muchos productos en el cuarto de baño. Pero los tiene, dice, "porque me gusta comprar".
Casada con otro periodista, Antonio Casado, nos cuenta que esto tiene una parte buena y otra mala. "Si dos personas combaten en la misma trinchera, ya está todo sabido".
Cualquiera puede ser periodista, dice, "como lo fue Umbral sin haber estudiado la carrera". Sin embargo, esa persona debe reunir una serie de condiciones: "no se puede ser periodista siendo merluzo".
Carmen, que fue finalista del premio Planeta en 1997 con 'Mi corazón que baila con espigas', enseña orgullosa su zona de la casa predilecta: una oficina llena de estanterías con libros. Allí es donde trabaja y guarda infinidad de recuerdos, como una carta que escribió en 1966 a Azorín. "Y él me respondió lo siguiente: todo en la vida depende del sí o el no. ¿Cuándo debemos decir sí? ¿Cuándo debemos decir no?".
Y es que la vida es al fin y al cabo una cadena de constantes decisiones. Como las que ha ido tomando Carmen a lo largo de su vida. Aunque según confiesa: "siempre quedan muchas cosas que contar".