El arquitecto Enrique María Repullés, de Sorolla a la Bolsa de Madrid
Con numerosas Iglesias neomedievales construídas, el arquitecto optaba más por el neorrenacimiento en su arquitectura residencial
España, como cuna de la pinacoteca mundial, acoge numerosos museos de obligada visita: Prado, Thysen y Reina Sofía, entre otros. Solemos visitar estos espacios con el objetivo de disfrutar de una exposición o vernos afectados por el síndrome de Stendhal, pero pocas veces nos fijamos en el edificio en el que nos encontramos, diseñado para hacer del recorrido artístico toda una experiencia.
Los arquitectos idean sus diseños partiendo de ese objetivo, pero en Madrid hay un ejemplo de museo que no podía limitarse a ser construido con solo pensar en que funcione como centro de exposiciones, sino también como hogar. Es el caso del Museo Sorolla, un lugar que permite conocer las mejores obras del pintor valenciano a la vez que admiras sus espacios de trabajo sumergiéndote en su universo.
Joaquín Sorolla desde la década de 1880 habitó en diferentes estudios y domicilios de Madrid antes de que finalizase la construcción de su conocida casa-museo, que pretendía unir su espacio de trabajo con su vivienda para poder estar cerca de su familia.
En 1905 adquiere un primer solar en el Paseo del Obelisco (hoy General Martínez Campos) que correspondía solo a la zona de la vivienda y el estudio. Años después, tras el éxito de sus exposiciones en Estados Unidos, encarga el proyecto al arquitecto Enrique María de Repullés y Vargas, y poco después tiene ocasión de comprar un segundo solar contiguo que le permitiría ampliar la zona de trabajo e incorporar los tres jardines de la vivienda.
Su casa fue para Sorolla un proyecto personal en el que intervino directamente con al arquitecto. Juntos dispusieron en la planta noble su zona de trabajo formada por tres estudios contiguos de techos altos y abundante iluminación, con acceso propio desde el fondo del jardín. La casa se ideo para aprovechar al máximo la luz y la ventilación del patio andaluz, aunque este fue más una creación de Sorolla, quien diseñó su trazado y escogió sus especies. Si no has visitado todavía este museo, te gustará saber que es uno de los siete museos gratuitos en Madrid hasta septiembre, así que ya tienes planes para el verano en Madrid.
Centrémonos más en la figura del arquitecto. Enrique María Repullés y Vargas (Ávila, 1845 - Madrid, 1922) no es muy conocido por su diseño del hogar de Sorolla tanto como arquitecto del inaudito edificio de la Bolsa de Madrid. De él tenemos que saber que fue un conocido arquitecto español miembro de la Real Academia de San Fernando, en la que llegó a ser incluso secretario. Cursó los estudios de Arquitectura en Madrid titulándose en 1869.
Como arquitecto, contribuyó a la consolidación del eclecticismo en sus distintas variantes historicistas. Iglesias neomedievales con arquitectura residencial optó por el neorrenacimiento, igual que en sus edificios públicos, donde probablemente logró los resultados más convincentes, como con la Bolsa de Madrid.
La Bolsa de Madrid, su mayor éxito
Probablemente, su mayor éxito. El palacio de la Bolsa de Madrid se levantó entre los años 1886 y 1893. De forma simultánea, la ciudad vio cómo se construían dos edificios emblemáticos para la actividad financiera: la Bolsa y el Banco de España. Con una fachada de 66 metros de planta irregular, destacan las seis columnas en el imponente pórtico.
Se pretendió en un primer mometno, sin éxito, hacer coincidir la inauguración con la celebración del IV Centenario del Descubrimiento de América. Finalmente, abre sus puertas el 7 de mayo de 1893, el Palacio de la Bolsa fue inaugurado por la entonces regente María Cristina.
De la misma manera, la idea original del presupuesto se alejó bastante de su coste final. Siendo su presupuesto inicial de 1.250.000 pesetas y considerada al principio como una de las construcciones más baratas del momento, la obra no escatimó en gastos ni detalles y el coste total fue de más del doble, más de 278 millones de pesetas.
Del neorrenacimiento al neomudéjar
Por otro lado, una de sus iglesias más reconocidas es la iglesia de San Matías, un templo neomudéjar edificada en 1906, a pocos metros de la cual está la calle que lleva el nombre de nuestro arquitecto. La regente María Cristina decidió fundar un asilo para los niños de las familias pobres madrileñas.
Entre otras tantas obras el arquitecto participó también en la edificación de la Plaza de Armas del Palacio Real. Aunque fue Narciso Pascual Colomer el arquitecto principal que diseñó el trazado de la plaza en 1879, quien trazó también la Plaza de Oriente, no llegó a realizarse. La ejecución se produjo finalmente en 1892, según un nuevo proyecto del arquitecto de Enrique María, quien tuvo especial participación en la verja que rodea la Plaza.
El arquitecto también tiene otras construcciones en Madrid y alrededor de España, como la basílica de Santa Teresa en la localidad salmantina de Alba de Tormes (inacabada), la Casa Consistorial de Valladolid y la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, en la calle de Bravo Murillo. Realizó también numerosas obras de restauración de monumentos, entre ellos la Catedral de Ávila o la Basílica de San Vicente.
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