Euprepio Padula: "Llegué a Madrid y desde el minuto uno fue como estar en mi casa"
Italiano de nacimiento y madrileño de corazón, Euprepio Padula encontró en Chueca la casa que buscaba. Reformó la vivienda junto a su pareja, que es arquitecto, y ahora disfrutan de una vivienda luminosa, muy elegante y llena de color.
Este abogado y experto en liderazgo político y empresarial, solo escaparía a otro lugar en donde se siente feliz: Islandia. Sin embargo, lleva veinte años en Madrid y confiesa que ha decidido "vivir aquí siempre".
Un italiano enamorado de Madrid
Trajes de diseño, corbatas a juego. La elegancia que transmite Euprepio Padula también se respira en cada rincón de su casa. Una vivienda que parecía estar esperándolo. En plena calle Libertad, en el barrio de Chueca, Euprepio encontró el mejor lugar para instalar su hogar. Y de aquí no se ha movido en veinte años. Una casa que le enamoró desde el principio por su luz, su localización y "por su silencio".
Aunque en realidad, lo que realmente le atrapó fue Madrid: "Yo llegué a Madrid y casi desde el minuto uno fue como estar en mi casa".
Al entrar, llaman la atención unos ángeles que cuelgan del techo. "Uno dirá, ¿y por qué un ateo tiene ángeles? Porque soy ateo pero creo en los ángeles. Para mí hay gente en el mundo que hace el bien y para mí son como ángeles".
También nos explica que en el lugar donde nació, La Puglia, "el tacón de la bota", los ángeles son muy populares.
Con vocación de pintor
Todos le conocemos por sus colaboraciones en medios de comunicación. Actualmente es una cara conocida en el programa Buenos días Madrid, de Telemadrid. Pero pocos conocen su gran habilidad con el pincel. De hecho, las paredes de su casa están decoradas con enormes cuadros de colores vibrantes. Los ha pintado él.
Y es que los detalles, en su casa, son realmente importantes. Una orquidea estratégicamente situada para dar color junto a la ventana, una sola palabra, 'Smile', en amarillo, para iluminar todo el salón desde la chimenea en un trumeau del siglo XVII... pequeños platos en la salita y algunas figuras que le recuerdan el niño que nunca dejó de ser.
Y entre sus confesiones, la del sueño ligero: "Yo no duermo nada, tres o cuatro horas". Dice que es por su forma de ser "soy hiperactivo". Y cuando busca calma, se planta frente a las fotografías de Islandia. Son pequeñas instantáneas de un lugar en donde el frío choca en armonía, si la paradoja nos permite decirlo, con la lava.
"Soy un enamorado de Islandia. A mí me parece que es como estar en otro planeta. Esa mezcla de nieve y lava, me representa".
Un excelente anfitrión
A Euprepio Padula le encanta recibir amigos. Su lugar favorito para hacerlo no es el salón, aunque nos sorprenda, sino la cocina. Aquí, en torno a un fogón de gas. "Odio las placas. Ahí hacemos un huevo frito y ya está. Es el corazón de mi casa. Todas las fiestas estamos aquí.
El dormitorio está presidido por una enorme torre de libros que es en realidad una estantería. Y del cuarto de baño llama poderosamente la atención una bañera a ras de sueño.
El vestidor es amplio y necesario para guardar las cientos de corbatas que atesora... "Tengo unas cuatrocientas". Las guarda por colores en cajones.
Antes de despedirnos, nos enseña orgulloso una medalla: hace poco recibió la medalla de 'Cavaliere' de la República italiana, una mención que entrega directamente el presidente italiano.
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