El Madrid de los premios Nobel españoles
Un recorrido por las casas en las que vivieron alguna vez los españoles galardonados con el Nobel
Todos los premios Nobel españoles han nacido o vivido en Madrid
Son los nombres de las mentes más deslumbrantes. Aquellas que reciben el título más distinguido, el premio internacional más valorado: el premio Nobel.
Este año ya conocemos alguno de los nombres de los conocidos, y por qué logros se les concede este honor: los grandes avances en desentrañar el misterio de los agujeros bien vale un premio Nobel de Física a Roger Penrose, Reinhard Genzel y Andrea Ghez; y el del descubrimiento del virus de la Hepatitis C (que provoca más de 400.000 muertes anuales en el mundo), uno de Medicina, para Harvey J Alter, Charles Rice y Michael Houghton y el tan ansiado galardón de Literatura, que este año lo ha ganado Louise Glück, una reconocida poetisa americana.
No hay muchos españoles entre los premios Nobel, cierto, pero los hay. Ocho, en concreto: seis en Literatura y dos en Medicina. Uno de ellos, Mario Vargas Llosa es peruano de nacimiento pero desde hace años tiene también la nacionalidad española. Sin embargo, cuando desde la Academia sueca anunciaron su Premio Nobel en 2010, se refirieron a Vargas Llosa como "escritor peruano".
Todos llegaron a vivir en Madrid: José Echegaray, Santiago Ramón y Cajal, Jacinto Benavente ... Muchos no eran madrileños de nacimiento, pero sí de adopción. Y pasaron en la capital gran parte de su vida. Estas son las casas que habitaron.
Un hombre de letras (y números) en el barrio de las Letras
Una pequeña placa redonda y discreta en la pared, en pleno barrio de las Letras, nos recuerda que en el número 5 de la calle Quevedo nació José Echegaray (1832-1916). Una calle en donde también vivió otro grande de la literatura española, que da el nombre a la calle: Francisco de Quevedo.
Echegaray siempre tendrá el honor de ser el primer español en lograr un premio Nobel, el de Literatura (1904). Sin embargo, además de presidir el asiento 'e' de la Real Academia de la Lengua, de publicar más de 40 obras literarias (como 'Mariana', 'El hijo de Don Juan' o 'El gran Galeoto', y ser presidente del Ateneo, también fue un renombrado matemático, y llegó a ser ministro de Fomento durante el Gobierno de Zorrilla.
Pero este escrito no solo era bueno con las letras, sino también con los números, ya que era un gran matemático. Todo un 'todoterreno' que se ganó hasta una calle, la calle de Echegaray, que antes se conocía como calle del Lobo.
Un médico de altura: Ramón y Cajal
Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) fue nuestro primer médico en lograr el Nobel de Medicina (1906). Navarro de nacimiento, vivió en Madrid prácticamente toda su vida. Compartió el premio ese año con el médico italiano Camillo Golgi, y les fue concedido por sus estudios sobre el sistema nervioso.
Este médico navarro, hijo de un cirujano, se mudó infinidad de veces de casa y de ciudad, y no fue hasta 1892 cuando llegó a Madrid, ya con cuarenta años y un buen número de proyectos por delante.Vino a la capital para ocupar la cátedra de Histología e Histoquímica Normal y Anatomía Patológica de la Universidad Central de Madrid.
Ramón y Cajal vivió en varias casas situadas cerca de la por entonces Facultad de Medicina (que hoy es el Colegio de Médicos que hay en la calle Santa Isabel, muy cerca del Museo Reina Sofía). Sin embargo, su última vivienda estuvo situada en la calle Alfonso XII, frente al parque del Retiro. Aún conserva una placa en su honor.
El médico navarro acabó sus días en Madrid, ciudad que le honró otorgando su nombre a uno de los hospitales más prestigiosos de la ciudad. Logró la creación en 1901 de un moderno Laboratorio de Investigaciones Biológicas, en donde trabajó hasta su jubilación. Después continuó sus investigaciones en el Instituto Cajal, llamado ya así en su honor.
Madrid y Jacinto Benavente
Una placa en forma de rombo nos lo recuerda: Jacinto Benavente nació en 1866 en el número 27 de la calle del León, en pleno barrio de las Letras de Madrid, en la habitación principal de esta vivienda de tres balcones. Fue el tercer hijo de un reconocido pediatra de la época (Mariano Benavente). Y precisamente esta calle madrileña tendría mucho que ver con el destino escogido por Jacinto. Ya era por entonces, el 'hervidero literario' de la capital.
Tal vez por este motivo, y a pesar de comenzar los estudios de Derecho, terminó dejándose abrazar por su gran pasión: la literatura. Poeta, crítico, y sobre todo, dramaturgo. Jacinto Benavente fundó junto a Valle-Inclán el Teatro Artístico (1899). Fue un prolífico hombre de letras que además de conseguir un asiento en la RAE, también fue productor de cine y hasta logró entrar en el Congreso de los Diputados.
Jacinto Benavente, a pesar de viajar a otros países, siempre estuvo ligado a Madrid. Desde su bautizo, en la parroquia de San Sebastián de la calle Atocha, hasta su colegio, el de San José (en la calle Conde de Romanones) o su instituto, el de San Isidro.
Su primer estreno fue en el Teatro de la Comedia (fue con 'El gato negro') y murió ya mayor, a los 87 años (en 1954), en la calle Atocha, 26.
No fue hasta los 56 años cuando consiguió el premio Nobel de Literatura (el tercer español en conseguirlo). Fue en el año 1922.
Un andaluz en Madrid: Juan Ramón Jiménez
El poeta de Moguer (Huelva) también tuvo una importante historia con Madrid. Juan Ramón Jiménez (1881-1958). De hecho, llegó a la ciudad con solo 19 años. A pesar de que su padre quería que estudiara Derecho, pronto entendió que su vocación era otra, y comenzó a escribir sus primeras obras ya en la capital.
Una profunda depresión ante la muerte de su padre y la ruina económica de la familia le llevó a estar ingresado en el Sanatorio del Rosario. Después pasó por la vivienda particular del neurólogo Luis Simarro.
Y fue en Madrid, poco antes de volver a su casa natal de Moguer (1905), cuando conoció a Luisa Grimm, una culta literata estadounidense que le abrió el campo de la literatura británica y con la que mantuvo correspondencia durante una década.
Juan Ramón Jiménez regresó a Madrid, en donde vivió junto a su mujer, Zenobia Camprubí. Su casa, en el número 38 de la calle Padilla, parece un palacete. De hecho, el edificio fue diseñado por el arquitecto Bernardo Giner de los Ríos como una casa-palacio.
Pero el estallido de la Guerra Civil convirtió a la capital en un lugar peligroso, y la pareja consiguió huir primero a Washington y después a Cuba, para terminar más tarde en San Juan de Puerto Rico. Tras unos cuantos años turbulentos, de depresiones constantes, el poeta murió en Puerto Rico, dos años después de recibir el premio Nobel de Literatura (1956) y de que muriera su esposa.
Otro gran científico en la lista de españoles premiados por el Nobel
El asturiano Severo Ochoa (1905-1993) se convirtió en el segundo científico español en conseguir el Nobel de Medicina. Sus estudios en bioquímica y del metabolismo energético le valieron el galardón en 1959, junto con su discípulo, Arthur Kornberg.
Severo Ochoa de Albornoz viajó por muchos lugares: vivió en Málaga, en Glasgow, en Berlín (en donde conoció al premio Nobel en Medicina Meyerhof)... un hombre de mundo con una mente inquieta que ya aterrizó también en Madrid. Durante sus estudios se hospedó en la Residencia de Estudiantes. Después de algún viaje, regresó a la capital en 1930, en donde terminó su tesis doctoral y en donde también se casó (con Carmen García Cobián). Seis años después, la pareja huyó de España al comenzar la Guerra Civil.
El matrimonio Severo Ochoa consiguió en 1956 la nacionalidad estadounidense, y rechazó la española. Aunque Severo Ochoa continuó trabajando entre Nueva Jersey y Madrid desde el año 1977. La pareja se estableció desde ese año en pleno distrito de Chamberí, en la calle Miguel Ángel, 1. Una placa municipal nos lo recuerda.
En 1987 regresó definitivamente a Madrid, para trabajar en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa en Madrid, Centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y de la Universidad Autónoma de Madrid, y llegó a presidir la Fundación Jiménez Díaz.
El gran representante de la Generación del 27
El poeta sevillano Vicente Aleixandre (1898-1984) se había licenciado en Derecho en Madrid, pero un encuentro con el poeta Dámaso Alonso dos años antes de licenciarse, cuando él tenía solo 19 años, le cambió la vida. Su amor por la literatura y sobre todo la poesía, se plasmó en versos que más tarde le valieron numerosos reconocimientos.... y premios.
Por su casa madrileña de la calle Velintonia número 3 (ahora calle Vicente Aleixandre en su honor), pasaron nombres como los de Federico García Lorca, Pablo Neruda, Luis Cernuda, Miguel Hernández o Gerardo Diego. Casa que quedó destruida durante un bombardeo en plena Guerra Civil, pero que fue posteriormente reconstruida en 1940.
Actualmente se encuentra en situación de abandono y la placa que recordaba a todos dónde vivió el poeta, ha sido destrozada.
El gran representante de la Generación del 27 recibió el premio Nobel por toda una trayectoria en 1977, cuando ya era casi octogenario y ocupó la silla 'O' de la Real Academia de la Lengua.
Un gallego con carácter: Camilo José Cela
El famoso autor de 'La familia de Pascual Duarte', gallego de nacimiento, también pasó por Madrid muchos años y llegó a formar parte de la Real Academia de la Lengua. Camilo José Cela (1916-2002) consiguió el premio Nobel de Literatura en 1989, a los 73 años, un premio que se sumó a muchos otros (el Príncipe de Asturias de las Letras entre ellos, en 1987) y que precedió al premio Planeta de 1994 y el Cervantes en 1995.
La familia del escritor se trasladó a Madrid en 1925, cuando Cela era todavía un niño. Su carácter trasgresor hizo que lo expulsaran de dos colegios: los Escolapios y los Maristas. Pero terminó de completar sus estudios secundarios en el Instituto de San Isidro.
Comenzó a estudiar Medicina, pero sus intereses por la literatura le llevaron a conocer a Pedro Salinas, Miguel Hernández o María Zambrano.
Desde 1949 hasta 1954, Cela vivió en el distrito de Chamberí, en el número 54 de la calle Ríos Rosas. Fue en esta casa precisamente donde escribió su popular 'La Colmena'.
En 1954 se trasladó a Palma de Mallorca, aunque regresó a Madrid y después de casarse con la periodista María Castaño (1991), vivió en una lujosa mansión situada en la zona de Puerta de Hierro.
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