María Eugenia Yagüe: "El periodista también debe cuidar el personaje, pero sin pasarse"
La periodista nos enseña su casa, un ático muy luminoso
De entrevistadora, a entrevistada. El programa 'Toc, toc, ¿se puede?' consigue la invitación de todo un referente en nuestro periodismo de sociedad. María Eugenia Yagüe nos abre la puerta de su casa y también conseguimos conocerla un poco mejor. Detrás de una mujer aparentemente fría (un marcado carácter nórdico que también se palpa en toda su casa), resulta que se deja ver con timidez una mujer humilde, con muchas historias increíbles que contar y sí, sentido del humor.
La eterna aprendiz
María Eugenia Yagüe vive en un amplio y luminoso ático en el barrio de Chamartín. La estancia más grande es el salón, un lugar lleno de color y con acceso a una terraza repleta de vegetación. "Al salón le da todo el día el sol, y da a una terraza, que en Madrid se aprovecha muchísimo".
El salón, casi de forma íntegra, es el que tenía en Escandinavia, donde vivió algunos años. "Parte de los muebles son todavía de mi estancia en Estocolmo. Me encantó, porque aquí en España teníamos todavía muebles muy oscuros, solemnes y serios".
Nos recuerda que cuando aquí en España aún no existía Ikea, allí ya se compraban en esta tienda los muebles. Como un sofá que conserva de allí "y no pienso deshacerme de él nunca. Cuando pienso 'voy a deshacerme de algo', resulta que me lo quedo todo".
La periodista vive con su perra Kali y el hijo de ésta, Nelson. "Él tiene peor carácter", nos alerta.
Sobre las estanterías del salón, muchas fotografías con personajes importantes y célebres que ha ido conociendo a lo largo de su vida, como la Duquesa de Alba.
María Eugenia es una mujer humilde que no duda en recalcar varias veces que sigue siendo aprendiz en la vida: "Yo estoy aprendiendo siempre, así que todavía me queda muchísimo por hacer".
Entre sus cuadros predilectos, uno de la madre del peluquero que Picasso tenía en el sur de Francia, y otro pintado por su amigo el diseñador y modista Pedro del Hierro. "Era un estupendo pintor, tan bueno como modisto".
Un despacho repleto de 'amores platónicos'
La otra estancia más importante de la casa es el dormitorio, en donde María Eugenia también tiene su despacho "que hice en un trozo que robé a la terraza". El cabecero de la cama es una pared forrada de madera. "También muy nórdico", nos dice.
Junto a su mesa de escritorio, una pizarra de corcho llena de fotos de Anthony Hopkins. "Es que es mi ídolo. No tanto él como Hannibal Lecter".
Este actor comparte protagonismo con otro más, Pierce Brosnan. "Es otro de mis amores cinematográficos", confiesa María Eugenia. A Brosnan, por cierto, sí llegó María Eugenia a conocerlo. Y a muchos actores más. Sin embargo, dice, no tiene mérito: "Cuantas más canas tengas, más historias tienes que contar. No tiene ningún mérito"
Y aparte del cine, su otra gran pasión es la música clásica. "Mi música favorita son las variaciones Goldberg de Bach".
María Eugenia habla del periodismo con algo de nostalgia: "Ahora se sale poco de la redacción y se abusa bastante de internet y de lo que han publicado otros, pero también la aristocracia ha bajado de nivel. Duquesa de Alba solo hay una y es irrepetible. Y Presley, también".
A María Eugenia le hubiera gustado ser maquilladora de teatro, dice, por ese inquietante proceso de transformación de una persona, aunque reconoce que "el periodista también debe cuidar el personaje, pero sin pasarse, porque el personaje es el otro, pero sí te abre las puertas, porque así la gente contesta mejor y te recibe mejor".
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