En el programa 43 de ‘Toc, toc… ¿se puede?, nos vamos hasta el castizo barrio de La Guinadalera. Allí, Paz Llamas hace “toc, toc”, en la puerta de la casa de Irene, una joven que ha reformado esta vivienda con especial valor para ella: y es que se trata de la casa familiar que perteneció a sus abuelos.
De los dormitorios originales que había en un inicio, Irene ha derribado todos los muros para crear un espacio completamente diáfano y lleno de luminosidad gracias a los tres balcones que tiene el salón. El suelo hidráulico, original de la época nos permite identificar cada una de las estancias que hubo en un principio.
Nuestra anfitriona no solo ha conservado los suelos, su vivienda está llena de objetos que se remontan a la época de sus abuelos: un molinillo de café, una estufa de carbón o parte de la pared originaria que ahora luce en su salón como si de un mural se tratase.