Vivir en una casa de hormigón sin que parezca un lugar 'gris'
Foto: REDACCIÓN |Vídeo: Telemadrid
REDACCIÓN
Si hablamos de hormigón, imaginamos edificios institucionales, monumentos, puentes o viaductos, ¿verdad? Sin embargo, cada vez se construyen más viviendas que no ocultan la cara gris del material. Es más, que se enorgullece de ello.
Pero, ¿cómo consiguen que la casa no parezca un 'búnker' frío? Malu, arquitecta y propietaria de una casa de hormigón en Boadilla del Monte, nos da las claves.
El punto justo de color
Malu, arquitecta, proyectó su vivienda en tres materiales: madera, ladrillo y hormigón. Y de los tres, el más presente es el material gris y duro, el hormigón. La entrada a simple vista parece un 'refugio', pero al entrar, todo cambia. ¿Por qué?
Los techos de la vivienda son de tres metros y medio. Todo el interior es de hormigón. Las paredes son grises, no están pintadas. Sin embargo, la sensación no es de estar encerrados en un refugio. Las habitaciones y el salón están inundados de luz y color.
La clave para Malu es contrarrestar el efecto del hormigón con enormes ventanales que permiten que entre la luz y en salpicar de color mediante los objetos decorativos y complementos las paredes y cada rincón de la casa.
Por ejemplo, ella adorna las grandes paredes grises con enormes cuadros de colores fuertes como el rojo. Y los sofás comparten su color neutro con cojines coloridos. De esta forma, la estancia va cobrando calidez y el espacio deja de ser 'frío' para convertirse en un lugar acogedor.