Algunos locales se transforman en viviendas. Solo precisan de la autorización necesaria. Pero... ¿Qué pasa con el escaparate? En algunos casos, como en este, se conservan.
Bienvenidos a la vivienda con escaparate en donde sus propietarios 'echan el cierre' cada noche.
Antes era un almacén del Ejército
Muy próxima a la Basílica de San Francisco el Grande, pasamos por delante de un enorme escaparate de cristal velado. ¿Por qué no puede verse lo que hay dentro? Porque ahora este lugar es una vivienda particular. Hace años, sin embargo, era un almacén de ropa del Ejército.
Los actuales propietarios de esta original vivienda de poco más de 120 metros cuadrados, han conservado algunos elementos de lo que fuera el local. Por ejemplo, la entrada, con una pequeña escalera para bajar, ya que la vivienda no está a ras de la acera, sino un poco más abajo.
Del antiguo almacén conservan también el escaparate... ¡y el cierre! Para mayor seguridad, cada noche bajan la persiana de metal, pero lo hacen de forma automática con una aplicación y a través del móvil. Más sencillo, ¡imposible!
La casa tiene además una peculiaridad que a algunos puede gustar y a otros... no. Es un rectángulo y como tal, todas las habitaciones van 'en fila'. Para llegar al final de la casa (que tiene sorpresa), hay que atravesar el resto de estancias, incluido el dormitorio principal.
Eso sí, llegar al último cuarto de la casa tiene su recompensa, porque esta vivienda esconde un patio y un jardín ideal para tomar el aire y descansar.