La increíble historia del reloj de Sol, que este año anotará una nueva 'anécdota'
Tiene más de 150 años de historia y 58 de 'campanadas'
E.E
Muy pocos sabrán que en realidad se llama 'Reloj de Gobernación', o que al principio no estaba en ese lugar... El reloj de la Puerta del Sol tiene tantas historias que contar como años desgranados a lo largo de sus más de 56.200 días de existencia. Un reloj, que por cierto, fue un regalo de cumpleaños. Aquí empieza su historia.
A la tercera, va la vencida
En realidad, el reloj de la Puerta del Sol que hoy conocemos, fue el sustituto preciso de un reloj 'impreciso' que ni siquiera estaba en ese lugar, sino en el lado 'este' de la plaza (donde ahora está la tienda de 'Apple' y por entonces estaba la iglesia del Buen Suceso). El por entonces reloj de Gobernación tenía una sola manecilla y se atrasaba con frecuencia. En 1948 se intentó arreglar. Incluso, se iluminó la esfera para que todos pudieran verlo por la noche. Sin embargo, seguía fallando...
Se pensó entonces en sustituirlo por otro distinto. El segundo reloj tendría dos manecillas y tres esferas. Y se instalaría en la actual 'Casa de Correos', que por entonces era el Ministerio de Gobernación. El reloj, sin embargo, marcaba una hora diferente en cada una de sus esferas.
Fue el prestigioso relojero leonés, José Rodríguez, 'Losada', quien terminó al fin con las burlas sobre el reloj de la Puerta del Sol. Afincado en Londres, tardó tres años en construir un reloj que donó 'al pueblo de Madrid'.
El día escogido para su 'presentación en sociedad' fue el del cumpleaños de la reina Isabel II, quien también se encargó de inaugurarlo a modo de 'regalo de cumpleaños'. Fue un 19 de noviembre de 1866. Es el reloj que hoy conocemos.
Desde entonces, el reloj, situado bajo un templete, demostró su gran precisión (que no exactitud, ya que se retrasa cuatro segundos cada mes) y fue testigo de infinidad de hechos históricos. Entre ellos, el de una Guerra Civil que le dañó en parte sus esferas al ser alcanzada la torreta durante uno de los bombardeos.
El reloj fue construido de tal forma, que cualquiera de sus piezas podría ser sustituida sin tener que desarmar todo el reloj. Su precisión se debe, en gran parte, a su péndulo, de 3 metros de longitud. Por cierto, que la bola 'que cae' cada fin de año no fue instalada hasta 1890, y se hizo para que todos supieran cuándo iba a dar los cuartos. Actualmente se activa cada 31 de diciembre de forma manual por el equipo de relojeros de López-Terradas.
Las campanadas, desde el 62
El reloj de Sol comenzó a ganar más protagonismo desde que se convirtió en centro de referencia del final de un año y el principio de otro. Fue a partir de 1962 cuando comenzó a dar la famosas 'campanadas' televisadas de fin de año.
Poco a poco, fue naciendo una gran tradición, la de acudir el último día del año hasta la Puerta del Sol para tomarse frente al reloj de Gobernación las '12 uvas de la suerte', una por cada campanada, justo a las 12 de la noche de cada 31 de diciembre.
Este será el primer año que no se pueda celebrar 'en vivo' esta tradición desde 1962, debido a las restricciones existentes por la pandemia del coronavirus. Un año que marcará de nuevo la historia de un reloj que continúa, imparable, marcando el rítmico paso del tiempo.