Vídeo: REDACCIÓN | Foto:Telemadrid
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Carlos es arquitecto y diseñador y no dudó nada al ver la vivienda de oficinas que se vendía en plena Gran Vía y frente al edificio Rialto..

Era una planta grande pero con muchas habitaciones, y tuvo que reformarlo para conseguir la luz y amplitud que buscaba: un salón grande y diáfano que daba protagonismo a las privilegiadas ventanas que dan a la Gran Vía madrileña.

Las ventanas, las mismas de 1927

El edificio, que data de 1927, está protegido, y las ventanas las dejó como estaban. No le importa, ni le molesta el ruido. "Me gusta mucho la vidilla que tiene la Gran Vía, sobre todo, por la noche". Esto, asegura, es un punto a favor de este edificio. Eso, y que realmente se siente un privilegiado, ya que de los 77 portales de la Gran Vía, se estima que solo 450 pisos están habitados.

"Me gusta mucho la 'vidilla' de la Gran Vía, sobre todo por la noche"

En cuanto al ruido, asegura que "no es tanto como la gente se piensa. La última reforma de la calle apostó por asfalto con insonorización".

Aunque no todo son ventajas. Carlos es consciente de que vivir en el centro de la Gran Vía tiene algunos puntos en contra: "sobre todo, el tema del coche".

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Al final, sin embargo, la balanza se inclina a favor de esta vivienda que además tiene unas medidas envidiables: 192 metros cuadrados. Y a pesar de no contar con ascensor, subir a la terraza tiene su recompensa: unas vistas de 360 grados de todo el centro de Madrid y las principales cúpulas de los edificios más hermosos de la ciudad.