La vivienda de Javier Urra, un psicólogo al servicio de la infancia y la adolescencia
Fue el primer Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid
El psicólogo Javier Urra nos confiesa que su casa es "muy normal". Sin embargo, está repleta de recuerdos del que fue el primer Defensor del menor en la Comunidad de Madrid.
"Esta casa tiene dos ventajas: está cerca del Retiro y del AVE". Y esto último a Javier Urra le viene muy bien, ya que viaja mucho por cuestiones de trabajo.
El cuadro que marcó una época
El salón muestra con orgullo en una de sus paredes un cuadro muy especial para Javier Urra: "Lo primero que hice cuando me nombraron defensor del menor es ir hasta Ayamonte y encargar al pintor Rafael Oliva un cuadro que tenía cumplir dos requisitos: tenía que ser en tonos cobres y el motivo principal debía ser el de la infancia".
El cuadro muestra la imagen de unas madres abrazadas a sus hijos durante un atardecer. Es un símbolo de protección frente a los peligros, y de esperanza ante un porvenir que nunca será sencillo. De eso precisamente sabe mucho este psicólogo navarro pero adoptado por Madrid, ya que ha tenido que enfrentarse a casos difíciles y dolorosos.
En las mesillas y las vitrinas de los muebles del salón, se acumulan fotografías de encuentros entre el psicólogo e importantes personajes de la vida social y política. De entre todos, nos muestra con orgullo una fotografía con la reina Sofía.
Sus aficiones 'analógicas'
Resulta llamativo comprobar que en pleno siglo XXI aún hay personas como Javier Urra, aferradas al mundo analógico: no ve la televisión y solo lee prensa escrita y local, como 'La nueva Alcarria' y 'El diario de Navarra'. "Yo tengo menos información global, pero sé que los ancianos de tal sitio se han reunido a merendar por un motivo. Sé mucho del cotilleo de la vida social. Por eso soy un psicólogo social".
Por si eso fuera poco, escribe todos sus libros a mano y con pluma. Ya cuenta con más de cincuenta obras. Y siempre escribe en su pequeño despacho, junto al dormitorio, en donde también guarda otros recuerdos, como una viñeta dedicada de 'Forges' que se publicó un día de Reyes y que suavizó y apagó el dolor que le produjo leer ese mismo día y en ese mismo periódico una terrible y dura crítica hacia él.
En este mismo despacho es donde lee y subraya todos los libros que lee. El último: 'Una tortuga, una liebre y un mosquito. Psicología para ir tirando'. "Pero continuamente leo libros clásicos", nos aclara.
No desconecta del trabajo
Javier Urra es de Estella, Navarra, pero se enamoró de Madrid: "Sobre todo de su gente. Madrid tiene muchas cosas, pero si yo tuviera que definir algo de Madrid, fue después del atentado de Atocha, el comportamiento...".
De miedos también habla Javier Urra sin 'tapujos'. Nos cuenta, por ejemplo, que tiene seis stent que tuvieron que ponerle tras un infarto de miocardio. "No tengo miedo, soy una persona sin miedos".
Sin miedos ... y sin intención de 'desconectar' en ningún momento del trabajo. Eso sí, asegura que tiene buen sentido del humor, lo que contrarresta la imagen de seriedad que transmite en un primer momento. Por ejemplo, a Javier Urra no le importa hablar con 'sorna' de su bigote: "Yo creo que nací con él", asegura, o de lo mal que se le da la cocina: "Yo lo que soy es muy agradecido comiendo, pero cocinando, un desastre".
Y por supuesto, en su conversación siempre sale el nombre de su mujer, Araceli, con la que lleva 42 años casado y a la que adora: "Una vez mi mujer me dijo 'cuéntame algo, a ver si me duermo'. Si superas esas cosas, puedes estar 42 años casado, claro".
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