El diestro Domingo López-Chaves sufre una cogida durante la corrida de la Feria de San Isidro, este domingo en Las Ventas | EFE
(Actualizado

Un toro de sobresaliente y entregada bravura, de nombre "Cartelero" y premiado con la vuelta al ruedo, y el conjunto de la seria y dispar corrida de José Escolar devolvieron este domingo a la plaza de Las Ventas el espíritu de autenticidad y rigor ausente en festejos anteriores de esta feria de San Isidro.

Aunque no menos serios que otros astados lidiados en las tardes previas, lo "escolares" lucieron también ese "trapío interior" que aporta la casta, buena o mala, con un comportamiento exigente que hizo que las faenas se siguieran con la atención y la concentración que se echa en falta en los festejos de aluvión y "gin-tonics" y que es de esperar en la considerada primera plaza del mundo.

Y esa casta, que más bien habría que calificar mejor de raza, fue especialmente patente en ese "Cartelero" que salió en tercer lugar y que aspira directamente a ocupar el podio ganadero de una feria que no ha hecho más que empezar pero en la que ya se llevan lidiados unos cuantos toros de nota.

No fue este cárdeno de Escolar un toro especialmente aparatoso, sino más bien fino y de corta alzada, con apenas 509 kilos de peso, pero más serio y considerable fue su trapío interior, pues no paró de embestir con una rigurosa y absoluta entrega, sin dejar de hacer surcos en la arena con el hocico, hasta exigir de su oponente una entrega similar o mayor para sacarle todo el inmenso partido.

Y Gómez del Pilar, torero curtido en muchas batallas, esta vez se quedó a medias, sin volver la cara pero sin llegar a apurar hasta su mismo remate y con el necesario mando, tal y como pedía el toro, unas profundas e incansables embestidas, que le costaron incluso una voltereta sin consecuencias cuando se relajó con ellas.

Aun así, el trasteo tuvo emoción, la que puso casi siempre "Cartelero" para darle importancia al insuficiente esfuerzo del toledano que, eso sí, al matarlo a la primera se llevó una oreja pedida con menos fuerza que la merecida vuelta al ruedo en el arrastre para el animal.

Tal vez como compensación, a Gómez del Pilar le correspondió en sexto turno, para restarle opciones, el cárdeno más bajo de raza y el único endeble de un encierro en el que hubo algún otro ejemplar con posibilidades de triunfo, aunque no las ofreciera gratuitamente.

De hecho, a Fernando Robleño le costó mucho lucir con un segundo de poca codicia, con medias arrancadas sin emplearse, pero al que acabó sacando muletazos de mérito en un paciente trasteo en el que tuvo también que luchar con el viento, mientras desde el tendido se respetaba su trabajo entre sabios silencios y ovaciones.

En cambio, el veterano madrileño tardó, también molestado por el aire, en cogerle el sitio a un quinto que quiso emplearse pero al que, sin llegar a pisarle el sitio, Robleño no dejó hacerlo hasta el tramo final del trasteo, cuando, ya con la espada de matar en la mano, le ligó una buena tanda de naturales.

El salmantino López Chaves se despedía hoy del público de Las Ventas, que le hizo por ello salir a saludar tras el paseíllo y le trató con cariño lo mismo en su valiente empeño ante su primero, frenado, reservón y que llegó a voltearle con aparato, que con el parado cuarto, con el que se mostró más precavido y breve.

FICHA DEL FESTEJO:

Seis toros de José Escolar, cárdenos y casi todos cinqueños, de seria presencia aunque de desigual volumen. Corrida de juego también dispar, dentro de los matices de su encaste, desde las complicaciones a la bravura entregada del tercero, "Cartelero" de nombre, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

López Chaves, de grana y oro: estocada corta tendida, pinchazo y media estocada desprendida (ovación tras aviso); estocada corta desprendida y descabello (silencio).

Fernando Robleño, de azul noche y oro: cinco pinchazos y dos descabellos (ovación tras aviso); pinchazo y estocada baja delantera (ovación tras aviso).

Gómez del Pilar, de caña y azabache: estocada desprendida (oreja tras aviso); pinchazo, pinchazo hondo delantero y descabello (silencio tras aviso).

Entre las cuadrillas, Ángel Rivas destacó picando al primero con lucimiento y efectividad.

Quinto festejo de la feria de San Isidro, con más de tres cuartos del aforo cubiertos (20.026 espectadores, según la empresa), en tarde fresca y con rachas de viento.