La última de San Isidro
La casta se hizo presente con los toros de Cuadri.
Casta que puso en apuros a los variulargueros, que como en el caso de Juan Carlos Sánchez recibieron canela fina, pero que tuvo la vergüenza torera, la gallardía de lejos de vengarse, ejercer su labor conforme a los cánones.
Excelente presentación la de Los Cuadri, cuyo segundo se midió con Iván Fandiño. Sí, sí se midió El Cuadri con Fandiño. Y Fandiño dió la cara, y supo resolver con mérito. Faena de oreja que quedó en vuelta al enfriarse la gente tras una tanda con la izquierda. Fandiño debió insistir por ese pitón y dado que no llevaba la espada y tuvo que irse a por ella y volver a meter al público en calor, al que finalmente calentó con una entera de rotunda ejecución.
La oreja le llegó en el quinto, otro toro encastado, exigente, que galopaba y transmitía en cada embestida. El vasco se entregó y a pesar de los enganchones, a pesar de que para algunos el toro fuera de dos orejas, lo cierto es que Fandiño realizó una faena medida, rematada con manoletinas y una entera caída, que le impediría opción a más.
Por su parte, El Fundo silecio y pitos en tarde alicaída, y Alberto Alguilar ovación y silencio tras sufrir una fuerte voltereta y dar la cara en ambos.
Cuando la casta se hace presente, el que suscribe se entrega con toros... Y con toreros, que en el caso de Fandiño es para quitarse el sombrero.
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