Ana Julia sobreactuaba y vivía pendiente de los medios
Los investigadores tuvieron practicamente a Ana Julia en el punto de mira. Las sospechas eran múltiples. La presunta asesina del pequeño Gabriel llegó a perder casualmente el móvil en dos ocasiones durante la desaparición del niño y borró el contenido de su ordenador. Se excusó en que había fotos de ella desnuda.
Además, determinadas ausencias clave durante los días de la desaparición pusieron en alerta a los agentes. Hasta que la Guardia Civil tendió una trampa a la presunta asesina y ésta cayó en ella y precipitó su detención.
Hoy en Tras la Pista hemos analizado con la experta en lenguaje no verbal Cristina Soria el comportamiento de la presunta asesina a lo largo de estas dos largas semanas de búsqueda del pequeño Gabriel. La detenida aparecía siempre doliente y llorosa, lo que para los investigadores era una clara sobreactuación. Acariciaba al padre del niño, le tocaba la cara, lo abrazaba ante las cámaras, pero el lenguaje no verbal lo que muestra en todo momento una tristeza impostada y que actuaba siempre pendiente de los medios.
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