Laia fue asesinada en la primera hora tras ser raptada, presuntamente, por el vecino de sus abuelos. Los tíos de la niña la encontraron bajo el colchón en la casa del vecino tras tres horas desaparecida. Todo hace indicar que la pequeña, de 13 años, sufrió abuso sexual antes de ser asesinada.
Tras el crimen, el presunto asesino fregó el suelo para eliminar los restos de sangre y luego se duchó. Cuando la Policía llamó a la puerta, el presunto asesino les abrió envuelto en una toalla. Durante varias horas los vecinos estuvieron buscando de forma desesperada a la pequeña
Leticia Merino, criminóloga perfiladora, en ‘Tras la Pista’ analiza el caso:
El cuchillo es muy característico en este crimen, pues pese a no ser el arma homicida, ha sido utilizado una vez la menor ya había sido asesinada. La autopsia confirmó que fue estrangulada, y que las múltiples puñaladas transcurrieron de manera sucesiva, por lo que nos hace plantearnos que posiblemente la intención del asesino era agredir sexualmente a Laia, la cual pudo resistirse y como arrebato además de estrangularla, la apuñaló como muestra de odio y desagradecimiento por no haberse prestado a tal fin sexual. Es habitual que depredadores carnales aumenten su frenesí (rabia) a medida que su plan se va frustrando o por el lado contrario, alcanzando su éxito.
Otro de los elementos necesarios para el completo conocimiento de este caso es la bolsa de basura, es un elemento que consideramos habitual en los crímenes de esta índole. Son elementos muy versátiles, sirven para transportar elementos o cuerpos de manera discreta, y pueden depositarse sin llamar la atención en contenedores comunitarios. Además, son impermeables y debido a su material pueden ser incluso usadas para atar o amordazar a las víctimas.
Permiten una gran adaptación a la improvisación, y dado que los delitos suelen estar repletos de imprevistos, podremos afirmar que son un elemento esencial para los criminales.