Emilio tiene el superpoder de salvar vidas
Todo el municipio está infinitamente agradecido a Emilio, el médico más ilustre de Valdetorres de Jarama
“El tiempo nos define, nos consume, nos iguala. El tiempo es nuestro mayor tesoro y, aun así, hay quien decide entregar su presente solo para que otros tengan un futuro. Estas personas solo tienen un nombre: héroes. Héroes como el protagonista de esta historia”.
Así ha presentado Florentino Fernández a Emilio, el protagonista de una de las historias que Vidas de cine ha grabado en el madrileño municipio de Valdetorres del Jarama.
Emilio es el médico de Valdetorres del Jarama. Llegó a la localidad como militar mientras hacía la mili, bajo el rango de alférez. “En este pueblo han nacido mis hijos y he llevado toda mi vida”.
De hecho, la historia de Valdetorres del Jarama no se podría contar sin mencionar a Emilio, su médico. “Donde Emilio es uno de los personajes ilustres del pueblo”, comenta José María, vecino del pueblo al que salvó la vida.
Y ya no solo ilustre, sino también muy querido por todo aquel que le ha conocido. “Mi padre es Don Emilio. O ‘Donde Emilio’ también le llama mucha gente”, reconoce entre risas su hija María. “Le conoce todo el mundo y nosotros somos los hijos de Don Emilio”.
Emilio siempre ha estado presente y dispuesto a ayudar cuando alguien le necesitaba. “Lo mismo me podían llamar a la una de la mañana, que a las cinco, que a las tres de la tarde. A cualquier hora tenía que estar disponible”, recuerda el médico.
“Qué suerte y qué privilegio hemos tenido en este pueblo que a cualquier hora del día y de la noche ibas a su casa y ahí estaba Don Emilio, con una sonrisa para atenderte”, cuenta Clara, directora de la residencia de mayores del pueblo.
Preguntemos a quien le preguntemos en Valdetorres del Jarama, todos se deshacen en elogios hacia su médico. Como su amiga Seve: “No sabía decirte que no. En todo, sea de medicina o tema personal, si él te podía ayudar te ayudaba”.
Tras muchos años de servicio, el 10 de noviembre de 2020 le hicieron colgar la bata blanca por límite de edad, al haber cumplido los setenta años. “Él no quería jubilarse”, confiesa Catalina, enfermera y su mano derecha.
A pesar de estar jubilado, muchos vecinos le siguen consultando y él sigue ayudándoles. “Que la gente le siga parando y le siga consultando le da sentido de vida y le hace feliz. Su vida es la medicina”, dice su hija.
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