La polipíldora cardiovascular del CNIC reduce un 33% la mortalidad tras un infarto
El 'cóctel' de fármacos podría convertirse en parte integral de las estrategias para prevenir eventos cardiovasculares en pacientes que han sufrido un infarto
La polipíldora desarrollada por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y laboratorios Ferrer, que incluye tres medicamentos: aspirina, un inhibidor de angiotensina y una estatina, reduce un 33% la mortalidad en pacientes tratados tras un infarto.
Así lo muestra el estudio 'Secure', coordinado por el CNIC, que se presentó este viernes en el Congreso Europeo de Cardiología que se celebra en Barcelona y cuyos resultados han sido publicados en 'The New England Journal of Medicine'.
“Los resultados del 'Secure' revelan, por primera vez, que la polipíldora logra reducciones clínicamente relevantes en los eventos cardiovasculares recurrentes en pacientes que han sufrido un infarto de miocardio”, subrayó el investigador principal del estudio, el director general del CNIC y del Hospital Monte Sinaí, el doctor Valentín Fuster.
El estudio incluyó a 2.499 pacientes de siete países europeos (España, Italia, Alemania, República Checa, Francia, Polonia y Hungría) que habían sufrido un infarto de miocardio a los que se asignó de forma aleatoria a recibir un tratamiento estándar o la polipíldora del CNIC.
La edad promedio de los participantes fue de 76 años y el 31% eran mujeres. Un 77,9% tenía hipertensión, 57,4% diabetes y el 51,3% antecedentes de tabaquismo.
El objetivo primario del estudio incluyó eventos cardiovasculares mayores: muerte por causas cardiovasculares, infarto de miocardio no mortal, ictus o revascularización urgente y también demostró que los pacientes del grupo de la polipíldora presentaban niveles más altos de adherencia en comparación con los del grupo de atención habitual.
El doctor Fuster concluyó que “los hallazgos del estudio 'Secure' sugieren que la polipíldora podría convertirse en una parte integral de las estrategias para prevenir eventos cardiovasculares en pacientes que han sufrido un infarto. Al simplificar el tratamiento y mejorar la adherencia (número de días tomando la medicación), este enfoque tiene el potencial de reducir el riesgo de enfermedad recurrente y muerte cardiovascular a escala mundial”.
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