Proyecto Hombre: "Cerca del 15% de los adolescentes presenta síntomas depresivos"
Pablo Llama: "El 50% de los jóvenes que pasan por una depresión no son tratados y, en muchos casos, es por falta de medios"
"En el momento en que tratamos a un adolescente le estamos ahorrando mucho sufrimiento en la vida adulta", añade
Este sábado 13 de enero es el Día mundial de la lucha contra la depresión.
Hace años era un tabú, algo de lo que los demás no debían enterarse. Hoy es parte de nuestro día a día, aunque todavía queda mucho camino por recorrer.
Uno de los sectores de la población especialmente vulnerable a esta enfermedad son los jóvenes.
En España, cerca del 15% de los adolescentes presenta síntomas depresivos graves o moderadamente graves, y se estima que la ideación suicida ronda el 10,8%.
"UN MUNDO MUCHO MÁS DEMANDANTE"
El impacto de la pandemia provocada por la Covid-19 ha sido uno de los principales motivos.
Pablo Llama, psicólogo en Proyecto Hombre Madrid, señala a Telemadrid.es que "la pandemia tuvo efectos a nivel de salud física y también mental. Todo el estrés que supuso ha tenido un efecto que estamos viendo ahora".
"La adolescencia además evolutivamente también conlleva mayor vulnerabilidad. Es un momento de cambios vitales en los que cada uno tenemos que generar una identidad propia y lo tenemos que ir haciendo en base a ensayo-error", destaca.
La sociedad es otro factor a tener en cuenta. "Vivimos en un mundo que puede ser más cómodo para los adolescentes, pero es también un mundo mucho más demandante, que les exige mucho más de lo que nos exigía a otras generaciones y además cada vez se lo exige a edades más tempranas. Esto genera mucho más estrés y puede desembocar en afecciones de este tipo", indica.
"UN ALTAVOZ DE LA SOCIEDAD"
No solo la sociedad les exige más, sino que ellos mismos se han vuelto más autoexigentes.
"Los adolescentes son un altavoz de la sociedad, repiten lo que ven. Lo que pasa es que lo hacen de manera más espectacular", señala Llama.
En este sentido, el auge de las redes sociales es otro importante factor a tener en cuenta.
"El uso que a veces tenemos de las redes sociales es un poco pernicioso porque muestra algo que no es real, muestra las cosas idealizadas, pero la vida suele ser diferente. Todos estamos tristes o a todos nos sale un grano algún día, pero no lo subimos a Instagram o a Tiktok. Eso genera que nos comparemos constantemente y que creamos que nunca estamos dando la talla", señala el experto.
"Esto genera mucha frustración, que está detrás de muchos de estos trastornos", explica.
VISIBILIZACIÓN
A pesar del incremento de los casos de depresión, los expertos destacan que apenas la mitad recibe el tratamiento que necesita, por eso insisten en la necesidad de visibilizar esta realidad y romper los estigmas o falsos mitos que todavía existen en torno a la salud mental.
La depresión puede convertirse en un grave problema de salud, sobre todo cuando es recurrente y puede causar gran sufrimiento tanto a la persona que la sufre como a su entorno y, a largo plazo, puede derivar en trastornos graves como la adición a sustancias estupefacientes o la conducta suicida.
J.R.R., de 18 años, afirma que para él lo más difícil fue "reconocer que tenía un problema". "Intentaba engañar a todo el mundo y solo me engañaba yo", señala.
"Yo sabía que no estaba bien, pero si alguien me lo decía, me cabreaba y contestaba mal y luego me sentía peor".
"Los jóvenes se relacionan ahora de una manera diferente a la de otras generaciones y en ciertos casos muestran más dificultades en el contacto de tú a tú, eso a veces genera problemas para mostrarse en la realidad porque están acostumbrados a ocultarse tras una pantalla o a mostrar una imagen más maquillada de la realidad", dice el psicólogo.
"Mucho del trabajo que se hace a nivel terapéutico tiene que ver con una reconexión propia y una aceptación de lo que nos ocurre y de cómo nos sentimos, destaca.
"ESTAMOS TODOS IGUAL"
En este sentido, L.M., de 19 años, recuerda que "solo pensaba que yo no encajaba y pensaba ¿qué hago yo aquí?", "veía mundos perfectos a mi alrededor, o que yo creía que eran perfectos. Sin entras en TikTok todo el mundo es guapo, viaja, tiene parejas perfectas, ropa ... y yo (...) yo me daba asco. Pero eso no es real. Lo que pasa es que yo necesité ayuda para darme cuenta".
Por eso es importante observar su comportamiento y crear espacios de escucha que nos permitan entender sus necesidades y atenderlas.
M.A., de 19 años, sonríe al confesar que "la primera vez que hablé de esto con mis amigas se sorprendieron porque decían que no tenían ni idea de que me sintiera así. Luego te das cuenta de que estamos todos igual. Ves que no eres rarita y eso te anima".
PERDER EL MIEDO A PEDIR AYUDA
"Es importante aprender a no patologizar la vida cotidiana. La tristeza es una emoción normal, que todas las personas sentimos y tenemos que sentirla y, en la mayoría de los casos, la gestionamos de una manera adecuada", explica Pablo Llama.
"Cuando hablamos de depresión no estamos hablando de una tristeza puntual, es un trastorno que puede ser más o menos grave. Además de esa sensación de tristeza, que no es puntual sino continua, aparece también de manera intensa la incapacidad para sentir placer o de divertirte, acompañado de pensamientos muy pesimistas, de ver el futuro siempre como algo negativo y creer que nada va a cambiar", explica el terapeuta.
"Vivimos en una sociedad en la que parece que hay determinadas cosas que no se pueden sentir. Tenemos que estar todo el tiempo disfrutando, todo el tiempo felices y haciendo cosas. Hay que aceptar que esto no es así", recalca.
En los adolescentes la depresión se presenta de manera diferente a como da la cara en la vida adulta.
"Es habitual que aparezca la irritabilidad, la hostilidad o el aislamiento. A veces esos comportamientos pueden estar escondiendo tristeza, episodios de llanto, apatía... Si hay acumulación de estos síntomas durante un tiempo, probablemente podemos empezar a hablar de síntomas depresivos".
L.M. recuerda "yo no quería salir de mi habitación, ni ir a clase, ni quedar con amigos, ni nada. No quería ni comer con mi familia. Que no me hablaran y que no me tocaran. Solo que me dejaran en paz. Tenía mucha ansiedad, me daban como taquicardias y a veces empezaba a llorar y no paraba".
"Lo primero que hay que hacer, y la sociedad en general lo hacemos bastante mal, es escucharles. Preguntar y escuchar sin juzgar, sin entrar a dar consejos, y acompañarles, que sepan que estamos ahí y que pueden contar con nosotros", dice el psicólogo.
"En el caso de menores y adolescentes es fundamental trabajar con las familias porque tienen mucha influencia en ellos y a veces las dinámicas que se dan en el ámbito familiar pueden estar provocando o manteniendo esa depresión. Tenemos que ver a la familia como parte de la solución", destaca.
APRENDER A CONVIVIR CON ELLO
Una de las cosas que más preocupa a las personas que han sufrido un problema de salud mental son las recaídas.
"Si has desarrollado un trastorno de este tipo, probablemente vas a tener más probabilidad de que se repita. Una de las partes fundamentales de casi todas las terapias es la prevención de las recaídas", afirma Llama.
"No se trata de que lo llevemos como si fuera una carga para toda la vida, sino de que aprendamos a convivir con ello en el sentido de ser conscientes de que tenemos la responsabilidad de darnos cuenta de cuando nos estamos desestabilizando".
"En una depresión se sufre mucho, alguien que ha estado deprimido sabe que no quiere volver ahí, por eso es importante que cada uno maneje una especie de alarmas que le ayude a prevenir", señala.
"Cuanto antes intervengamos más fácilmente vamos a salir de la depresión", insiste.
J.R., de 20 años lamenta: "Ojalá esto fuera tan fácil como con otras enfermedades; medicina y cama y en unos días listo. Esto va muy despacio", "yo he tenido recaídas, pero ahora puedo hablar con mi médico, mis amigos y mis padres de esto y eso es una alivio y es lo que más ayuda".
"SEGUIMOS ESCONDIÉNDONOS"
Si bien es cierto que ha aumentado la conciencia en la sociedad sobre esta problemática, debemos seguir trabajando para reducir las estadísticas actuales.
A pesar de los avances de los últimos años, el estigma de la salud mental perdura en la sociedad.
"Seguimos escondiéndonos. Estamos mejor que hace unos años, pero queda todavía mucho camino por andar", dice Llama.
"Está muy normalizado ir al psicólogo como crecimiento personal, pero no está tan aceptado reconocer que tienes un problema de salud mental, sigue estando un poco estigmatizado. Nadie elige coger la gripe y tampoco nadie elige tener depresión y muchas veces parece que estigmatizamos y juzgamos a las personas cuando hablamos de salud mental", destaca.
EL 50% DE LOS JÓVENES NO SON TRATADOS
La inversión realizada por las administraciones en los últimos años, así como la creación de números de ayuda como el 024 (para atender emergencias) son esenciales.
No obstante, un abordaje terapéutico temprano evitará estas situaciones límite.
"En cuanto a recursos, todavía queda mucho por hacer. La ratio de pacientes por psicólogo en España es bastante baja y habría que mejorar esta situación", reclama Pablo Llama.
"El 50% de jóvenes que pasan por una depresión no son tratados y en muchos casos es por falta de medios. Hay que intentar darle la vuelta a esto como sociedad porque en el momento en que tratamos a un adolescente, le estamos ahorrando mucho sufrimiento en la vida adulta", indica.
Todos podemos ayudar estando atentos y pidiendo ayuda cuando sea necesario.
Además de los medios de la sanidad pública, instituciones como Proyecto Hombre Madrid cuentan con un servicio de asesoramiento a padres y un servicio específico para jóvenes.
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