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(Actualizado

El verano es una época de calor, de vacaciones, pero también es un periodo en el que debemos tener más cuidado aún con las toxiinfecciones alimentarias que son más frecuentes en este periodo.

Aún recordamos el brote de listeriosis de Andalucía, que provocó tres muertes y cinco abortos y afectó a 210 personas. Fue la peor crisis sanitaria del país en 2019 así como el mayor caso de esta enfermedad registrado en Europa y uno de los más importantes del mundo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala, que las enfermedades de transmisión alimentaria afectan a una de cada diez personas cada año.

Los meses de verano constituyen una época especialmente crítica, porque las altas temperaturas favorecen el desarrollo de microorganismos. Asimismo, en esta época hay una mayor tendencia a comer fuera de casa y es más probable que no se mantengan los alimentos a las temperaturas adecuadas.

En muchos casos los consumidores, como último eslabón de la cadena alimentaria, tenemos la clave para mantener la seguridad de los alimentos, llevando a cabo prácticas correctas de higiene y prestando especial atención al etiquetado de los alimentos, y, en su caso, a las recomendaciones de uso contenidas en el mismo.

La contaminación microbiana no tiene por qué manifestarse en el deterioro perceptible del alimento. La apariencia, no basta.

Hay que consumir alimentos que hayan sido tratados o manipulados higiénicamente.

  • No se debe consumir leche cruda sin tratamiento térmico previo.
  • Las carnes, pescados y productos de repostería deben estar refrigerados o congelados.
  • El lavado de los huevos no está recomendado, pero si lavas los huevos antes de utilizarlos porque estén muy sucios, debes hacerlo inmediatamente antes de su uso y cuando los casques, hacerlo en un recipiente distinto del utilizado para batirlos.
  • Si preparas estos alimentos en casa, debes consumirlos inmediatamente y si no es así, conservarlos en frío.

    A la hora de cocinar los productos de origen animal en casa, conviene seguir recomendaciones elementales, empezando por la aplicación de calor como principal mecanismo para eliminar los microorganismos que pueden contaminar alguno de estos alimentos.

    La temperatura a la que debe someterse el alimento debe ser suficiente para que este alcance un mínimo de 70º C en el centro del producto, al menos durante 2 minutos. Si vas a preparar en casa pescado crudo o poco cocinado, hazlo después de haberlo mantenido congelado durante cinco días a una temperatura de -20ºC o inferior. Esta temperatura solo se alcanza en frigoríficos de tres estrellas o más. Si tu frigorífico tiene menos de tres estrellas, compra el pescado ya congelado. Así evitaras la infección por Anisakis. El hervido, la fritura o el asado nos permiten matar el anisakis sin correr ningún riesgo.

    ¿Y qué hacemos con las sobras?

    Las sobras de comidas deben refrigerarse lo antes posible. No deben estar más de 2 horas a temperatura ambiente. Los alimentos que no puedan ser consumidos inmediatamente deben mantenerse bajo la acción del calor, por encima de 60º C, o del frío, a 5º C como máximo.

    Un alimento cocinado puede contaminarse por contacto con otros alimentos crudos o con utensilios que hayan estado en contacto con ellos. Es lo que se conoce como “contaminación cruzada”. Se puede producir por el mal uso de utensilios domésticos (cuchillos, tablas de cortar, encimeras…)

    Consejo: no usar la misma tabla para preparar todos los alimentos. Lo mejor es tener una para las carnes, otra para los pescados y otra para las verduras.

    El trapo de cocina o la bayeta puede ser un excelente vehículo de contaminación. Es preferible usar papel de cocina. Limpia tu cocina con agua caliente y detergente.