La Lotería es considerada por algunos como un impuesto más. Y no siendo verdad, lo cierto es que nació para cubrir las necesidades del Estado en tiempos de Carlos III, como manera de obtener recursos sin que fuera una obligación, pero con el reclamo de un premio.
Funcionó tan bien que durante la Guerra de la Independencia, y para recuperar la maltrecha economía española, se decidió crear otro juego de azar llamado 'Lotería Moderna' para distinguirla de la 'Lotería Primitiva' de Carlos III, que era similar a La Primitiva de ahora.
Con esta 'Lotería Moderna' de 1812 se consiguió, por un lado, dinero para el erario público y, por otro, crear una tradición de más de dos siglos.
Avanzando el tiempo, en 2012, fue el ministro de Hacienda de entonces, Cristóbal Montoro, el que decidió ponerle (ahora sí) un impuesto a los premios de loterías superiores a 2.500 euros. El tipo fijado fue el 20% que aún se mantiene. La cantidad exenta de tributar ha ido ascendiendo hasta los 40.000 euros actuales.
LOS QUE NO JUEGAN
Según datos de la Dirección de Ordenación del Juego de 2023, más de la mitad de los españoles no participó en ningún juego de azar (50,71%).
Las principales motivaciones para jugar son ganar dinero y el hábito, la costumbre o la tradición. Pues entonces hay personas que no juegan porque o no tienen dinero o no quieren ganarlo o no va con ellos las tradiciones. Podríamos proponer otro: el que no quiere perder dinero.
Y es que las posibilidades de ganar un premio importante, pongamos El Gordo, son muy pocas. Exactamente una entre 100.000, que es la cantidad de números que entran en el bombo y que son los posibles premiados.
En términos de probabilidad tienes un 0,001% de que te toque El Gordo, el segundo o el tercer premio. Un poco más si vas a por cuartos o quintos premios. Matemáticamente es más probable que te toque la figurita del roscón de Reyes, entre un 19% y un 25%. Lo calculó David Orden, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares.
Para tener un 1% de posibilidades de ganar tendrías que comprar 1.000 números distintos. Eso supone gastar 20.000 euros en décimos. Si al final resultas agraciado en la 'pedrea' el negocio habrá resultado pésimo.
NO JUGAR, NO PERDER
Así que si juntamos que algunos consideran la Lotería una fuente de financiación extra del Estado o no les gusta los juegos de azar o saben que las matemáticas juegan en su contra, no es de extrañar que la mitad de los españoles no participe en este juego de azar.
No perder no es lo mismo que ganar. Eso está claro. Pero se puede hace un cálculo fácil de lo que algunos "no han perdido" en, digamos, la última década. El cálculo más sencillo: si una persona hubiera renunciado a comprar un solo décimo de Lotería de Navidad en todos esos años, habría evitado perder 200 euros. Porque ya vimos que las posibilidades de ganar son muy escasas.
Pero estas cifras son conservadoras. Si cogemos las cantidades medias gastadas desde 2014 hasta 2023 vemos que cada español destinó 65,07 euros a la compra de Lotería de Navidad. Serían entonces unos 650 euros gastados en estos últimos 10 años. O para nuestro caso, 650 euros no perdidos por no haberlos jugado.
Cierto es que el que no arriesga, no gana. Pero otros prefieren verlo de otra manera, tal vez de forma más cerebral y menos emocional en esas fechas tan señaladas. Y siguen lo que marca el refranero español: "No hay mejor lotería que el trabajo y la economía".