"Odio la Lotería de Navidad": los argumentos por los que el sorteo navideño no enamora a todo el mundo

Te ha vuelto a pasar. Que otra vez acumulas unos cuantos décimos y no-sé-cuántas participaciones. Y mira que todos los años te haces la promesa de no comprar. Pero te viene el compañero con el taco de papeletas para financiar el viaje de fin de curso del niño o una compañera con los números de una asociación cuya existencia desconocías hasta ahora, o te bajas al bar y subes con dos participaciones más y unos euros menos (que vas a acabar por tomar sólo café de la máquina de vending a partir de septiembre). Y lo mismo en el supermercado. Y en el gimnasio. Y… etc.

Eso por no hablar de los décimos del trabajo, del trabajo de tu pareja, de los que cambias con tus cuñados, del amigo ese al que no ves luego en todo el año, del vecino del quinto que mira que insiste…

Y así todas las Navidades. Porque ninguna frase es más manipuladora que esa de "mira que si toca".

Al final, cada año te gastas un dineral y, con suerte, te ha tocado un reintegro. Y te prometes que nunca más. Porque a ti, en el fondo, no te gusta jugar a la Lotería, por mucho que sea Navidad.

No te preocupes. No tiene nada de malo.

El Sorteo de la Lotería de Navidad es un momento que muchos disfrutan con intensidad y emoción. Y eso está bien. Ser feliz es bueno y tener ilusión también. Sobre todo si luego, efectivamente, te toca.

Pero, aproximadamente desde el principio de los tiempos, sabemos que no somos todos iguales ni tenemos los mismos gustos. Que para unos la Lotería de Navidad es ilusión, alegría y esperanza. Y, en cambio, a otros les motiva menos que ir a trabajar un lunes cualquiera y que, incluso, llegan a aborrecer la visión del bombo con las pelotitas dentro y el soniquete de esas voces infantiles cantando números sin cesar.

Y, seguramente los primeros, los de la ilusión, se pregunten: ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué algunos ‘odian’ la Lotería de Navidad?

Tras investigar el asunto y realizar una encuesta entre una muestra aleatoria de seres humanos, hemos definido las siguientes razones:

• Porque te ha costado un montón llegar a fin de mes y ahora no vas a gastarte un dineral en décimos de Lotería, cuando lo más probable es que, seamos realistas, no te toque nada
  
  
• Porque no eres ambicioso pero sí muy sensato y no acabas de ver la rentabilidad del asunto
  
  
• Porque pasas de hacer cola para comprar un décimo
  
  
• Porque tampoco te fías de comprarlo por internet
  
  
• Porque, como vuelva a venir alguien a intentar venderte otra participación te vas a plantear seriamente pedir orden de alejamiento
  
  
• Porque eres realista y ya te lo decía tu padre: “La mejor Lotería es tener trabajo”
  
  
• Porque ya juegas a la Bonoloto y al Euromillones y esos sí que dan buenos premios, que la Lotería de Navidad como no te toque el Gordo no tienes ni para ‘tapar agujeros’
  
  
• Porque no eres envidioso y si le toca a tus compañeros de trabajo realmente te vas a alegrar por ellos y te va a importar dos peines que no te haya tocado a ti
  
  
• Porque estás harto de ver en bucle, una y otra vez, durante todo el día del sorteo y los siguientes, a un montón de gente dando botes delante de una administración de Lotería con una botella de cava en la mano cuyo contenido acaba repartido a partes iguales entre el suelo y la ropa de todos los presentes
  
  
• Porque a ti no te gusta el cava.
  
  
• Porque tienes otras cosas en la mente
  
  
• Porque no te apetece

Posiblemente habrá más razones pero, en todo caso, tanto seas un apasionado de la Lotería como todo lo contrario, tienes todo nuestro respeto. Y que la suerte te acompañe, si eres de los primeros. Y si eres de los segundos, también.