Batería de litio | WIKIPEDIA
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España carece de plantas para reciclar baterías de iones de litio, que ahora enviamos a Francia, Bélgica o Alemania, y, que se sepa, sólo hay proyectada una en el país, que, según expertos, será insuficiente para gestionar los volúmenes que se generarán a medio plazo, sobre todo con la eclosión del vehículo eléctrico.

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Las pilas y acumuladores de química basada en litio se usan en soluciones de movilidad eléctrica, que acumulan el 60 % del mercado y cuya vida útil ronda los 8 años en el caso de los coches y los 5 años en el de bicicletas, patinetes o motos.

El 40 % restante corresponde en la práctica totalidad a equipos electrónicos, como móviles, tabletas u ordenadores (vida media entre 2 y 3 años). Además, se testan para almacenamiento estacionario de energía. Según datos de la Plataforma Tecnológica y de Innovación Española de Almacenamiento de Energía, BatteryPlat, se calcula que en 2030 se moverán 56.000 toneladas de baterías de Li-ion en España, donde el Gobierno se ha marcado como objetivo que ese año haya 5 millones de vehículos eléctricos.

Sin embargo, sólo se ha hecho público un proyecto para reciclar estas baterías en el país: Novolitio, participado por Endesa (45 %) y Urbaser (55 %) y ubicado en Cubillos del Sil (León).

Está previsto que la planta entre en funcionamiento en 2024 con una capacidad inicial para recuperar y reciclar 8.000 toneladas de baterías al año - equivalente a 16.000/17.000 baterías de vehículo eléctrico-, aunque esa capacidad podrá aumentar paulatinamente, hasta 24.000 o 25.000 toneladas, en función de la demanda, ha explicado a EFE su responsable, Javier Sardinero.

Novolitio se encargará de recoger las baterías y de transportarlas a la planta leonesa, donde las que no se puedan reutilizar se descargarán, se desmontarán y se someterán a un proceso de separación y trituración.

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Este proceso permitirá reciclar materiales como aluminio, cobre y plásticos, y extraer la denominada "masa negra", composición rica en metales estratégicos, como cobalto y níquel y en menor medida litio y manganeso, esenciales para la fabricación de nuevas baterías y precursores.

Sin tecnología para recuperar metales

Sin embargo, la recuperación de esos metales no se hará en Cubillos del Sil, según Sardinero, que ha explicado que para que el proceso sea económicamente viable se necesitan "muchas toneladas" de masa negra.

Eso implica que habrá que juntar masa negra de varios países, ha dicho el experto de Endesa, que ha apuntado que existen proyectos avanzados al respecto en el Norte de Europa y que la estrategia pasa por venderles la que ellos generen.

Es estratégico volver a introducir esos metales en la cadena de valor para no depender de la compra del metal fuera de Europa y para trabajar con un producto más sostenible, ha defendido.

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La consultora Arthur D. Little (ADL) calcula que en 2030, Europa debería contar con capacidad para reciclar 700 kilotoneladas de baterías de litio, mercado que se triplicará en 2040, a medida que las de las de los vehículos eléctricos lleguen al final de su vida útil.

Según cálculos de BatteryPlat, si España concentra el 8 % de ese mercado (basándose en estimaciones europeas de vehículo eléctrico), el país deberá tratar 56.000 toneladas/año en 2030, lo que indica que Novolitio no podrá atender toda la demanda nacional.

Factura millonaria

Al carecer de plantas de reciclado de pilas y baterías de litio, actualmente las enviamos a países como Francia, Alemania o Bélgica, lo que conlleva un elevado coste económico y una importante huella de carbono.

Recoger, tratar y transportar una tonelada de estos residuos a Francia ronda los 3.000-5.000 euros, dependiendo del estado de las baterías, condiciones de seguridad y contenerización, según Recyclia.

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Extrapolados estos datos a las toneladas previstas para 2030, la factura, de no existir Novolitio, sería de entre 168 y 280 millones de euros al año. Sólo el traslado de un camión desde Madrid a Alemania con una carga aproximada de 24 toneladas cuesta unos 4.000 euros por viaje, calculan en Envirobat.

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Desde BatteryPlat, confían en que el desarrollo de nuevos procesos, la obtención de elementos valiosos para el mercado tras el reciclado y los volúmenes de recogida facilitarán que los precios se moderen y esto anime a la construcción de más plantas en España.

La posibilidad de reutilizar módulos y celdas será otra línea de desarrollo y alternativas para los sectores afectados, han añadido. Las baterías de vehículo eléctrico, cuya demanda crece un 30 % anual, deben ser reemplazadas cuando su capacidad baja del 70 %, pero pueden ser empleadas en otras aplicaciones como, por ejemplo, instalaciones de almacenamiento energético.

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"Si nos quedamos a la cola, seguiremos teniendo que enviar las baterías a reciclar a otros países, con el coste económico y medioambiental que implica, y se estará perdiendo una oportunidad única de retener materias primas críticas en el país a través de la minería inversa", advierten desde BatteryPlat.

En España existe la Responsabilidad Ampliada del Productor que obliga a las empresas que ponen en el mercado determinados productos, como por ejemplo un coche, a encargarse de la gestión de los residuos que generan.