Martín Piqueras, experto en estrategia digital | MARTIN PIQUERAS
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Todos los días tenemos noticias relacionadas con la Inteligencia Artificial (IA). Unas nos advierten del fin de la humanidad, otras nos señalan las ventajas de esta tecnología. Y en mitad de todo esto hay quien trata de poner un poco de juicio crítico.

Martín Piqueras, profesor de OBS Business School y experto en estrategia digital, no cree de entrada que la IA vaya a reemplazar la inteligencia humana, pero los humanos, advierte, somos relativamente comodones y fáciles de convencer. Y eso la IA lo sabe y lo aprovecha.

"Tenemos una confianza ciega en los dispositivos y nos dejamos llevar", afirma Piqueras, que pone como ejemplo el navegador de los coches que muchas veces sustituye de manera innecesaria a nuestro conocimiento del itinerario o nuestra intuición.

"El algoritmo puede acabar induciendo a ver una determinada película en casa, lo que comerás, lo que comprarás y hasta lo que votarás. No somos marionetas del algoritmo, pero hay poco recorrido"

Pero la IA va más allá aún porque aprende y rápido. Aprende de nosotros, de nuestras decisiones y elecciones. "El algoritmo puede acabar induciendo a ver una determinada película en casa, lo que comerás, lo que comprarás y hasta lo que votarás. No somos marionetas del algoritmo, pero hay poco recorrido", explica este experto.

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EL SESGO OPTIMISTA

Si algo nos viene bien lo aceptamos sin cuestionarlo la mayoría de las veces. Está en nuestra naturaleza. Si recibimos una impresión positiva de algo o alguien, eso nos refuerza. La autoestima se eleva y ese optimismo vital se puede traducir en una acción, tal vez a conveniencia de un fin determinado que no es exactamente lo que nos conviene o pretendíamos en origen.

En este tipo de situaciones, dice Piqueras, la IA opera de maravilla y sí que se puede producir un "empobrecimiento" de nuestra inteligencia. ¿Cómo contrarrestarlo?. Con sentido crítico. La IA no lleva bien que la cuestionen si no obtiene a cambio algo.

"Si Chat GPT me crea una nana y se la canta a mi bebé, puede resultar divertido. Pero estoy renunciando a cantársela yo, a un momento valioso de cariño, de emoción humana"

Ese dejarse llevar que señala Piqueras es renunciar al libre albedrío. Y no poner límites propios, al margen de las regulaciones que se fijen por los organismos oficiales, puede llevarnos a lamentar situaciones.

"Si Chat GPT me crea una nana y se la canta a mi bebé, puede resultar divertido. Pero estoy renunciando a cantársela yo, a un momento valioso de cariño, de emoción humana", ejemplifica Martín Piqueras. Prefiere que la misma herramienta sirva para cribar tablas de datos o textos farragosos mientras él le canta a su bebé. "La nana la canto yo", zanja.

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UNA IA AL ALCANCE DE TODOS

Las IA no son algo reciente, llevan controlando el tráfico aéreo o la concesión de créditos bancarios desde hace años. Lo que ha ocurrido recientemente es que se han hecho tremendamente accesibles y sin necesidad de ser expertos para usarlas. Se han incorporado a nuestras rutinas y hay quien las aprovecha de manera positiva y hay quien quien no.

En Medicina la IA está presente por ejemplo en el al cribado de tumores, agiliza el diagnóstico y eso es importante. Pero al final es un oncólogo el que decide si basta con eso o son necesarias más pruebas y es él el que determina el tratamiento.

"Hay que aceptar que una IA puede provocar algún problema, sí, pero el beneficio para el conjunto puede ser mayor. Todos sabemos que los medicamentos pueden tener efectos secundarios, pero aceptamos el riesgo al tomarlos porque el beneficio sobre la salud es mayor"

En el estudio de enfermedades tropicales, en lugares remotos con pocos medios o poco personal cualificado, basta un microscopio, un teléfono móvil y una IA para luchar contra infecciones parasitarias.

En ambos casos la IA es una herramienta cocreadora, como la califica Piqueras. Pero no siempre es así y hay quienes se valen de las enormes capacidades creativas de la IA para llevar a engaño o provocar daños.

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DEMONIZAR LA IA

Entonces, ante tales riesgos y siendo, en principio, tan vulnerables y manipulables los humanos, ¿es tan mala la IA?. Según Martín Piqueras en este momento las oportunidades que ofrecen este tipo de sistemas superan a los riesgos en una proporción de 10 a 1.

"Hay que aceptar que una IA puede provocar algún problema, sí, pero el beneficio para el conjunto puede ser mayor. Todos sabemos que los medicamentos pueden tener efectos secundarios, pero aceptamos el riesgo al tomarlos porque el beneficio sobre la salud es mayor", afirma.

"La IA no nos va a hacer más tontos, va a resolver problemas, va a salvar vidas, nos puede hacer crecer como personas, como sociedad. Pero necesitamos ser críticos en su uso y desarrollar juicio digital"

En lo que este experto no tiene duda es en que las inteligencias artificiales necesitan ser "gobernadas", reguladas para asegurar que están garantizados los derechos de las personas. Y propone, además, una doble educación "para que las empresas tecnológicas las usen para el bien de la mayoría y para que los ciudadanos sepan usarlas y ser críticos".

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"La IA no nos va a hacer más tontos, va a resolver problemas, va a salvar vidas, nos puede hacer crecer como personas, como sociedad. Pero necesitamos ser críticos en su uso y desarrollar juicio digital", concluye este experto.