El CEO de OpenAI, Sam Altman, continúa su tournée mundial - Israel, Jordania, Qatar, Emiratos, India y Corea del Sur, esta semana- defendiendo los beneficios de su ChatGPT, mientras medio mundo se encuentra en periodo de consultas para formalizar su primera regulación sobre la tecnología.
Desde que el pasado mes de marzo un grupo de tecnólogos, con Wozniak y Musk a la cabeza, firmaran una petición de moratoria en el entrenamiento de modelos de lenguaje superiores a GPT4, la preocupación sobre las herramientas generativas de IA no ha parado de crecer (Italia llegó a prohibir su uso).
"Algunas pequeñas cosas son molestas, pero las grandes son tan maravillosas", publicaba hace unos tuits Altman, a modo de lacónica respuesta a las dudas que genera su chatbot.
Lo cierto es que los 'peros' que acumula OpenAI sobre el chatbot han congelado el desarrollo de la versión 5 de ChatGPT.
De hecho, en palabras del propio Altman, OpenAI ni siquiera ha comenzado a desarrollar su nuevo modelo: "Tenemos mucho trabajo por delante todavía... No estamos cerca", ha asegurado el CEO de la compañía.
Por otro lado, plataformas como Reddit, que han implementado el chatbot en sus aplicaciones, ven con recelo que OpenAI entrene GPT con sus contenidos y datos de acceso libre. Nada nuevo. La respuesta es una suscripción de pago a estos servicios.
REGULACIÓN SÍ, PERO...
A estas alturas de la 'Era IA', tenemos claro es que la inteligencia artificial será regulada. El propio Altman lo ha reclamado en varias ocasiones, también durante su estancia en España el pasado mes de mayo, cuando señaló que la IA puede "hacer daño".
En el centro de todo, los problemas de privacidad. "Es necesario realizar más auditorías de seguridad", ha asegurado Altman que, por otro lado, no pierde oportunidad de señalar logros "increíbles" de su creación.
"Cada pocas semanas tengo un momento en el que todavía no puedo creer que realmente hicimos esto", publicaba esta semana el CEO de OpenAi en su cuenta de Twitter.
Junto al mensaje, Altman compartía el pantallazo de una consulta a GPT sobre una "canción en árabe" que se popularizó a principios de los 2000 y que el algoritmo identificó como 'Aicha', del argelino Cheb Khaled.
Lo hizo durante su estancia en Abu Dabi, donde reclamó la creación de un organismo internacional que supervise el uso de la inteligencia artificial ante el "riesgo" que supone esta tecnología para la humanidad.
Por el momento, el Gobierno británico ha anunciado que organizará el próximo otoño la primera cumbre internacional para evaluar los riesgos y las oportunidades de la IA.
Al tiempo que reclama la normalización de la inteligencia artificial, Altman advierte de que "sobrerregular no es bueno".
Durante se estancia en España, el CEO de OpenAi dejó claro que no ve con buenos ojos regular las pequeñas empresas y que apuesta por hacerlo con los "modelos grandes", en referencia a su propia empresa y a las grandes 'tech'.
En estos momentos, OpenAI está valorada en unos 30.000 millones de dólares.