El 10 de febrero el Partido Popular y Ciudadanos convocan una concentración con el apoyo de Vox en la Plaza de Colón para exigir la marcha de Pedro Sánchez del Gobierno. En una revuelta situación política, el detonante de este acto es el acuerdo de una mesa de diálogo bilateral con el separatismo con la ayuda de un “mediador” (relator, en palabras de Carmen Calvo) como bien exigía la Generalitat.
Este es el primer gran acto conjunto de la derecha española fragmentada ahora en tres partidos de cara a la campaña electoral de los comicios autonómicos y municipales de mayo.
El manifiesto de la concentración convocada advierte al Gobierno del PSOE que "la unidad nacional no se negocia" y de que los españoles "no están dispuestos a tolerar más traiciones, ni concesiones".
Así transcurrió la concentración
Son las 09:00 de la mañana y la Policía Municipal de Madrid corta al tráfico los carriles centrales del Paseo de Recoletos que confluye en la Plaza Colón, para facilitar el acceso de los manifestantes. Alrededor de las 10.00 horas todavía apenas había público en las inmediaciones y en el lugar se podían encontrar a algunos vendedores de banderas españolas y puestos de merchandising con objetos patrióticos.
Por la megafonía suena el 'Viva España' de Manolo Escobar para calentar el ambiente de la concentración, mientras algunos miles de personas se encuentran ya por la zona de la concentración. Los manifestantes empiezan a despegar pancartas caseras y en algunas de ellas se puede leer: "Ni relatores, ni traidores." o "golpistas a prisión".
El presidente de Vox, Santiago Abascal, es el primero en llegar. Pide que "el golpe" que los independentistas intentaron llevar a cabo sea "sofocado hasta las últimas consecuencias con la detención de sus responsables y conspiradores".
Minutos después comparece Albert Rivera, el presidente de Ciudadanos, quien pide al Gobierno que “convoque elecciones” para poder "elegir un Gobierno constitucionalista". "A Sánchez se le acaba la escapada. Hoy, hay un antes y un después en esta legislatura" asegura Rivera.
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, celebra a las 12:13 horas que "la España de los balcones" haya "bajado a la calle" y pide que dentro de 100 días, en las elecciones municipales, autonómicas y europeas, vayan a las urnas "para que el resultado sea una censura a la actuación del Gobierno de Pedro Sánchez".
Los periodistas y tertulianos Carlos Cuesta, María Claver y Albert Castillón son los encargados de leer un manifiesto en el que se advierte: "la unidad nacional no se negocia"
La gente, al grito de "España unida jamás será vencida", coincide en su rechazo al diálogo con los soberanistas "fuera de la ley", mientras, se corean lemas como "Puigdemont, a prisión", "Fuera el okupa". "No necesitamos mediadores", "España no está en venta" y "Con la soberanía nacional no se mercadea".
El acto, tras el manifiesto, terminó con el himno nacional, arrancando los aplausos finales entre un mar de banderas españolas.
La concentración en cifras
En cuanto a la asistencia, se produjo la habitual guerra de cifras. Los organizadores aseguran que 250.000 personas llenaron Colón y las principales calles cercanas, mientras que la Delegación del Gobierno asegura que solo hubo 45.000 asistentes.
Las reacciones
Pedro Sánchez aseguró ese mismo domingo que “lo que hace el Gobierno es trabajar por la unidad de España, que significa unir a los españoles y no enfrentarlos como están haciendo las derechas en la plaza de Colón". "Lo que estoy haciendo ahora como presidente del Gobierno es resolver una crisis de Estado que el PP agravó cuando estuvo en el Gobierno",afirmando en un acto del PSOE que lo que el Gobierno hace es defender la Constitución.
Por otro lado el líder de Podemos, Pablo Iglesias, anima al jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, a reactivar la agenda social y gestionar "la plurinacionalidad desde el diálogo sin exclusiones, y no desde el poder judicial", para frenar la contrarrevolución" reaccionaria de "las tres derechas"·
El fin de Albert Rivera
Esta concentración en Colón supondría el principio del fin del liderazgo de Albert Rivera. Una parte crítica de Ciudadanos vio en esa foto de Colón un giro a la derecha del partido que siempre había buscado el centro. El veto a pactar con Pedro Sánchez estuvo a punto de convertir a Ciudadanos en los comicios de abril en la segunda fuerza política, por detrás del PSOE, y arrebatarle así al PP su posición a la derecha.
El líder de Ciudadanos optó por seguir con el plan trazado y pactó en algunas comunidades autónomas con Vox, como en Murcia, Castilla y León y Madrid.
Sin embargo, la noche electoral del 10 de noviembre se cumplían los peores pronósticos y Ciudadanos se desplomaba dejando por el camino más de dos millones y medio de votos y casi medio centenar de diputados. Una caída vertiginosa que terminaba con la dimisión de Albert Rivera como líder de Ciudadanos y su abandono de la política.