Operación contra la piratería en Cobo Calleja. La Agencia Tributaria ha desmantelado una nave clandestina que se dedicaba a falsificar pilas y memorias USB utilizando los logos de dos conocidas marcas del sector. Se han incautado miles de unidades, también las máquinas con las que realizaban las falsificaciones. Además hay dos detenidos.
La Agencia Tributaria ha desmantelado en el polígono de Cobo Calleja, en Fuenlabrada (Madrid), una nave clandestina dedicada a la falsificación de pilas y memorias USB que generaba 75.000 euros de ingresos al día. En la operación han sido detenidas dos personas de nacionalidad china y se ha incautado abundante material de elaboración, empaquetado y etiquetado.
OPERACIÓN 'BATTERY'
Las detenciones de la denominada 'Operación Battery' se produjeron el pasado 19 de abril, según ha informado la Agencia Tributaria en un comunicado, y la investigación arrancó cuando funcionarios de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria descubren "movimientos sospechosos" en una zona del polígono Cobo Calleja de Fuenlabrada, detectando después dos naves situadas entre sendos restaurantes vigiladas con cámaras.
Así, el pasado 19 de abril, funcionarios de la Unidad Operativa de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria en Madrid procedieron a registrar las instalaciones, y en ese momento dos personas de nacionalidad china trataron de huir a la carrera por una puerta trasera, portando las llaves de la puerta y una bolsa con documentación de clientes y el inventario de la mercancia, aunque fueron detenidos.
Los funcionarios descubrieron que un tabique separaba la nave en dos: en un lado albergaba una gestoría sin relación alguna con la actividad ilícita, y en otro un espacio oculto a la vista desde la calle principal. En este espacio, la maquinaria todavía estaba caliente, y tenía pilas vírgenes donde se colocaban adhesivos de una reconocida marca.
En la nave también se encuentran memorias 'pendrive' de diversas capacidades que simulaban otra reconocida marca y adaptadores de memorias 'microSD'. La fábrica clandestina tenía capacidad para preparar unos 25.000 paquetes de pilas al día, y generar unos ingresos diarios cercanos a los 75.000 euros. En total, en la operación se intervinieron 226.400 pilas y más de 5.000 'pendrives', entre otros materiales dedicados a la falsificación.