El expresidente del Gobierno balear Jaume Matas ha ingresado en la prisión provincial de Segovia, han informado fuentes próximas al centro penitenciario.
Matas ha ingresado en la cárcel segoviana, situada en el barrio de Perogordo, en torno a las 16.40 horas tras haber sido condenado a nueve meses de prisión por tráfico de influencias en el conocido como caso Palma Arena.
La abogada de Matas, Pilar Gómez Pavón, ha confirmado a EFE que el ingreso en prisión de su defendido ha tenido lugar esta tarde, aunque no había precisado el centro penitenciario.
Jaume Matas ha entrado en la cárcel segoviana vestido con ropa deportiva y con dos bolsas, que él mismo ha sacado del vehículo particular en el que se ha trasladado al centro penitenciario.
En julio de 2013, el Tribunal Supremo rebajó a 9 meses y 1 día de prisión la condena contra Matas en el primer caso juzgado del llamado caso Palma Arena, por beneficiar fraudulentamente con dinero público al periodista que le escribía los discursos, Antonio Alemany.
Con anterioridad, la Audiencia de Palma le había condenado a 5 años, 3 meses y 1 día en calidad de inductor por los delitos de fraude a la Administración, falsedad en documento oficial y mercantil, prevaricación y malversación, y 9 meses y 1 día de prisión por el de tráfico de influencias.
La Audiencia Provincial juzgó a Matas y Alemany, junto con el exdirector de Comunicación del Govern Joan Martorell y el empresario Miguel Romero, por falsear un concurso para pagar al periodista por escribirle discursos al presidente autonómico y compensarle además a través de una subvención a una agencia de noticias que fundó para beneficiarse de fondos públicos.
Tras la rebaja de sus condenas, la Audiencia de Palma ordenó el ingreso en prisión de Matas y Alemany y ambos solicitaron al Gobierno su indulto, lo que paralizó el encarcelamiento hasta que el pasado día 11 el Ejecutivo rechazó concederles la medida de gracia.
Entonces, el Gobierno remitió su decisión al Tribunal Supremo, último órgano judicial en fallar sobre los solicitantes, que a su vez lo envió a la Audiencia de Palma para que pusiera en marcha la ejecución de la sentencia.
La Audiencia de Palma rechazó el pasado miércoles una nueva petición de Matas para que se suspendiera la orden de encarcelamiento dictada el viernes anterior.
A su vez la Audiencia de Madrid dio traslado a Matas para que pasara a recoger el exhorto remitido por el órgano judicial homólogo de Palma, en el que requería el ingreso en prisión en un plazo máximo de cinco días.
El expresidente, al que el Gobierno denegó el indulto total, también pidió el indulto parcial para que la pena de prisión se conmutara por una multa o trabajos a la comunidad, por lo que solicitaba la suspensión de la entrada en la cárcel hasta que el Ejecutivo se pronunciara. al periodista que redactaba sus discursos, Antonio Alemany.
EL MAYOR CARGO DEL PP QUE ENTRA EN LA CARCEL
El expresidente del Govern balear es el político del PP de mayor rango institucional que entra en la cárcel.
El expresidente socialista de Navarra Gabriel Urralburu era hasta ahora el único máximo responsable autonómico encarcelado, aunque también fueron condenados a penas de prisión el expresidente de Cantabria Juan Hormaechea (Unión para el Progreso de Cantabria), que fue indultado, y el de Aragón José Marco (PSOE), que no ingresó en la cárcel.
Otro socialista, José Barrionuevo, precedió a Matas como primer exministro encarcelado en España durante la actual etapa democrática, en su caso por participar en la llamada guerra sucia contra ETA.
Matas, que lideró el PP balear desde 1996 a 2007, se ha convertido esta tarde en el exdirigente del PP que entra en la cárcel tras decidir la Audiencia de Palma que debe cumplir la condena de 9 meses de reclusión por tráfico de influencias en la primera pieza juzgada del caso Palma Arena.
El reo encabeza la larga lista de altos cargos de Baleares encarcelados por delitos de corrupción por delante de Maria Antònia Munar, expresidenta del Consell de Mallorca y del Parlament balear, y cuyo partido, la extinta Unió Mallorquina, se disolvió inmerso en numerosos procesos judiciales que afectaron a la práctica totalidad de sus dirigentes.
Un conseller de Matas, el de Comercio, Industria y Energía Josep Juan Cardona está entre rejas tras ser condenado en firme por diversos delitos para cumplir una de las penas más altas impuestas por corrupción a un político en España: 16 años de cárcel.
Otros antiguos consellers autonómicos e insulares, directores generales, gerentes de empresas publicas, concejales y altos cargos de designación política nutren una lista que alcanza la veintena de políticos baleares encarcelados.
Hay probabilidades de que la lista sea más larga, puesto que solo el caso Palma Arena, la macroinstrucción de la que forma parte el caso Nóos, tiene más de veinte piezas pendientes de ser llevadas a juicio con Matas y otros muchos ex altos cargos imputados.
Además, en los juzgados del archipiélago se investigan otros presuntos casos de corrupción política.
Matas inició su ascenso dentro del PP balear casi por accidente, al saltar de la Conselleria de Economía a la presidencia en 1996 para sustituir a Cristófol Soler, desbancado desde sus propias filas tras reemplazar al dimitido Gabriel Cañellas.
Tomó el mando del partido y acabó esa legislatura con una victoria insuficiente para gobernar, puesto que UM, partido bisagra cuando no había mayorías absolutas, se decantó por la izquierda en la legislatura 1999-2003.
Pero Aznar llamó a Matas para ocupar la cartera de Medio Ambiente en su Gobierno y con ello hizo crecer su figura política y su ambición, la característica que marcó su segunda etapa como presidente del Govern balear (2003-2007).
Esa ambición se materializó en grandes y costosas obras públicas, proyectos e iniciativas políticas, y en un modo de gestionar muchas veces ajeno a los controles que se contagió al conjunto de su administración y generó una larga sucesión de escándalos de corrupción (presuntos o probados) que han acabado en los tribunales.
Matas quería dejar huella como presidente del Govern balear, incluso ideó para una tercera legislatura que nunca llegó a dirigir un palacio de la ópera que iba a rivalizar con la catedral de Palma, pero finalmente será la corrupción lo que le situará en un lugar destacado de la historia de las islas.