Las altas temperaturas de las últimas semanas han hecho proliferar las medusas en una amplia zona de la costa barcelonesa, en concreto de la 'Rhizostoma pulmo', una especie típica mediterránea que en situaciones de estrés segrega una sustancia gelatinosa que produce urticaria.
La investigadora del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona Macarena Marambio ha explicado a EFE que la 'Rhizostoma pulmo' es una especie costera común muy llamativa por sus grandes dimensiones, ya que su parte superior puede alcanzar los 40 centímetros de diámetro.
"El problema que tiene es que aunque es medianamente urticante -no es la más urticante que se puede encontrar en este ecosistema- produce en momentos de estrés una sustancia que contiene células que quedan distribuidas en la columna de agua y que puede generar picaduras en las personas, incluso aunque no tengan contacto directo con la medusa", ha señalado la experta.
Así, estos días en los que se han registrado altas temperaturas y el agua está más caliente se han generado las condiciones "idóneas" para el estrés de esta especie.
Técnicos de la Agencia Catalana del Agua (ACA) informaron ayer de la presencia de medusas en gran parte de la costa de Barcelona, e incluso en algunas playas se llegó a izar la bandera amarilla que recomienda el baño con precaución.
"Desde el Maresme hasta Cubelles tenemos información de que casi cada día en la mayoría de playas hay 'Rhizostoma' en mayor o menor cantidad", comenta la investigadora sobre un fenómeno que, no obstante, puntualiza, se ve cada año, aunque hay veranos, como este, con una mayor presencia en la zona de bañistas, lo que puede llamar la atención y generar cierta alarma, aunque no se pueda hablar de plaga.
Lo más importante en caso de la picadura "es no ir a la ducha de agua dulce", porque el impacto con el agua fría provoca que las células que no se han disparado lo hagan y haya un segundo envenenamiento".
Como alivio inmediato, la zona afectada se ha de lavar con agua de mar, porque un tratamiento para el veneno que ya penetró en la piel no existe, señalan los expertos.