Los madrileños recogen firmas para una calle del Beso
REDACCIÓN
Hace 50 años esta escena de Star Trek marcó un antes y un después en la integración racial en Estados Unidos.
Por primera vez una mujer de color y un hombre blanco se besaban en televisión.
Medio siglo después, esta escena ha servido de referencia para otra reclamación: que Madrid cuente con una calle del beso.
En el siglo XVIII Madrid contó con un callejón y una plaza del beso, justo al comienzo de la calle Huertas.
La iniciativa partió de este periodista, que quiere así reivindicar una ausencia en el callejero que sirva también como punto de encuentro.
Muchas ciudades cuentan con una calle del beso, un nombre evocador que suele asociarse a rincones bucólicos contagiados del espíritu de sus habitantes.
Y eso en el fondo también son las ciudades: una suma de rincones disfrazados de recuerdos.
Y eso en el fondo, también son los besos: el testimonio de que las personas, como las ciudades, no han perdido la esperanza.
Ya lo dijo Gloria Fuertes: en el mundo siempre somos los mismos. Tan solo los besos son diferentes.