Los padres del niño de seis años de Olot (Girona) con difteria que está ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona están "destrozados y se sienten engañados" por los grupos antivacunas, que les convencieron para no inmunizar a su hijo.
Lo ha explicado este viernes en una atención a los medios el secretario de Salud Pública, Antoni Mateu, que ha destacado que conoció a los padres la mañana de este jueves en el Vall d'Hebron, donde se desplazó con el conseller de Salud de la Generalitat, Boi Ruiz.
"Son encantadores y tienen un profundo sentimiento de culpabilidad que les intentamos quitar", ha destacado Mateu, que ha añadido que Salud no se ha planteado en ningún momento responsabilizarles de los gastos del tratamiento ni del dispositivo de búsqueda del origen del contagio.
Sí que ha apostado por "perseguir de forma punible" a los grupos antivacunas que difunden mensajes basados en mentiras y contribuyen a generar confusión e incumplimiento del calendario de vacunación estipulado.
Sobre el desabastecimiento global de dosis de las vacunas de recordatorio que se da a los niños de seis años, Mateu ha llamado a la calma porque "ya llevan cuatro dosis anteriores" --se administra a los dos, cuatro, seis y 18 meses--.
También ha explicado que los técnicos siguen tomando muestras de los contactos del niño para detectar el origen del contagio, "algo que será difícil", y que nadie ha mostrado reparos en vacunarse si no lo estaba ni en tomar el tratamiento preventivo que se ha dado a todas las personas que estuvieron cerca del pequeño los días anteriores a su ingreso.
RESPONDE BIEN AL TRATAMIENTO
El pequeño, que está en la UCI desde el sábado, "responde bien al tratamiento pero sigue muy grave", una situación que puede variar en cualquier momento debido a la gravedad de la enfermedad, de la que no se producía ningún caso en España desde 1987.
"Creemos que podrá salir adelante, aunque se desconocen las secuelas", ha dicho, y ha celebrado que ya haya pasado casi una semana desde que se confirmó la difteria sin que se hayan producido nuevos casos.
Ha apostado por "buscar la parte positiva de lo que ha pasado y transmitir el mensaje de la importancia de las vacunas", teniendo en cuenta que gracias al alto nivel de inmunización de la población catalana, del 95%, se han podido evitar más contagios.
Además, ha destacado que los acontecimientos demuestran que "el sistema funciona", teniendo en cuenta que el médico que atendió inicialmente al pequeño en el Hospital de Olot sospechó que podía padecer difteria pese a que hacía 32 años que no se daba ningún caso en Cataluña.