Aprendemos a envejecer con Catalina Hoffmann, autora de 'Siempre Joven'

¿Qué hábitos podemos adoptar para vivir más y mejor? Las respuestas las tiene Catalina Hoffman, terapeuta ocupacional madrileña. Ha diseñado un método que trabaja las capacidades cognitivas, físicas y emocionales de los mayores y quiere compartirlo con todos.

Siempre joven, de Catalina Hoffman

La verdad es que no nos podemos quejar, ya que en España tenemos una de las mayores esperanzas de vida. Vivimos una media de 83 años, que no está nada mal. De hecho, solo nos supera Japón. Pero siempre se puede mejorar la calidad de vida. Catalina Hoffman nos lo cuenta en el libro 'Siempre joven con el método Hoffmann', en donde nos ofrece unos consejos para vivir con más vitalidad y durante más tiempo.

Catalina Hoffman cree que podemos mejorar nuestra calidad de vida entrenando el cerebro desde los 40 años

Con ella, aprendemos trucos para cumplir años de la mejor forma. Nos enseña cómo alimentarnos, cómo acostarnos y levantarnos cuando ya tenemos comprometa nuestra motricidad y algo muy importante: cómo conseguir una mayor plasticidad del cerebro. Catalina se dedica a hacer un mapa del cebero mediante determinados ejercicios. Gracias a ellos se puede saber qué áreas del cerebro se pueden mejorar y cuáles están sanas pero inactivas. De hecho, todos tenemos en el cerebro un área del cerebro que no usamos.

Los mejores trucos para mejorar nuestra calidad de vida

Cuando llegamos a los 40 años el cerebro llega a una fase de consolidación, y depende de cada uno de nosotros el fortalecer y nutrir a nuestro cerebro.

El gran secreto para conseguir una vejez de más calidad es el ejercicio cerebral. Pero... ¿cómo se consigue?

Catalina nos ha dado algunos ejercicios favorables para nuestro cerebro:

1. Cambiar de vez en cuando nuestras rutas y observar todo lo que nos rodea, sin usar Google Maps. 'Perdernos' a veces nos ayuda a activar determinadas áreas del cerebro y puede ser muy beneficioso.

2. No hacer siempre lo mismo. Cambiar las actividades de ocio. Un día se puede hacer un sudoku, otro día a hablar en voz alta, otro a intentar comer con la mano que no usas... De esta forma activamos áreas del cerebro que no estamos usando. Y de paso, entrenamos nuestra memoria.

3. Cuando nos damos una ducha, cerramos los ojos. En ese segundo debemos pensar qué cosas teníamos alrededor. Después abrimos los ojos para ver si hemos acertado.

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