Mark Anthony Micaleff, un embajador apasionado del arte, del protocolo y de la buena mesa

El embajador de Malta en España es un hombre que no deja indiferente. Sus más allegados le definen como un hombre con carácter, peculiar y con un corazón de oro.

Su residencia es un museo que acoge su colección de arte: pinturas, esculturas, muebles, vajillas… "La belleza es un regalo de la vida, me encanta rodearme de cosas que me hacen feliz", afirma el embajador.

Junto a los objetos, están los recuerdos. Especialmente los que guarda de sus padres: "el mayor amor que puede tener una persona es la madre, el del padre también, pero el de la madre es incondicional”.

Y de su carrera profesional que le ha llevado a lugares como Estados Unidos hasta recalar en España, en el año 2013. Micaleff es un hombre fascinado por Madrid y especialmente por el Museo del Prado del que dice "es todo un

privilegio para un amante del arte como yo".

Amante también de la buena mesa, al embajador Micaleff le gusta comprar personalmente en el mercado. En la temporada, nunca faltan en su cesta unas buenas alcachofas, su verdura preferida.