Uno de los grandes iconos de la capital de Austria es la Ópera Estatal de Viena, y sede de una de las más importantes compañías mundiales.
El teatro original fue construido en el año 1869, aunque resultó destruido durante la II Guerra Mundial y fue reinaugurado en 1955, poco después de la firma del tratado que restableció a Austria como Estado independiente. Actualmente, este es el centro neurálgico de la vida musical no sólo del país, sino de todo el mundo.