En Nuevo México nos encontramos con un enorme desierto de arena tan blanca como la nieve. Se trata del Parque Nacional de White Sands, y lo que vemos no es arena, sino yeso.
Es el mayor desierto de yeso del mundo con más de 700 kilómetros cuadrados de dunas que pueden llegar a alcanzar los 15 metros de altura.
Aquí la arena está hecha de cristales de yeso y, si no fuera por las temperatura, bien podría parecer que estamos en unas enormes pistas de esquí. Tanto es así que nuestro madrileño ha convencido a Olivia para practicar Sand Board y, la verdad, se lo han pasado fenomenal.