Cuando la Casa de Campo abrió por primera vez al público en 1931, había un solo acceso a pie para los madrileños.
Cuatro décadas después, el Teleférico de la ciudad abrió por primera vez sus cabinas, para que los ciudadanos llegasen fácilmente y en apenas 10 minutos al corazón de la Casa de Campo. Desde las alturas se puede apreciar con mejor perspectiva el inmenso tamaño del parque urbano más grande de Europa