Nuestra capital es una de las ciudades más contaminadas de España y gran parte de culpa la tiene el millón de vehículos que accede cada día a nuestra ciudad. ¿Quieren saber cuáles son los efectos de esta contaminación? ¿Cómo podemos combatirlos? Y sobre todo, ¿en qué zonas podemos respirar mejor y en cuáles peor? Esta semana nuestra reportera Andrea Ballester ha cogido su cámara para descubrir cómo ‘darnos un respiro’.
Conocemos a Pilar y Alicia, vecinas del barrio de Batán, una de las zonas más afectadas tanto por las partículas contaminantes como por el ruido. Cerca de ellas, en la avenida de Portugal, está el túnel que en 2006 el Ayuntamiento construyó para soterrar varios carriles. Es una zona entre dos mundos, por un lado el pulmón de la Casa de Campo y por otro, una de las mayores arterías de tráfico de Madrid. Una década después, los vecinos no están demasiado contentos con los resultados.
Entramos en el CIEMAT, un centro de investigación donde se realiza la ‘prueba del algodón’ al aire que pasa a nuestros pulmones. La imagen es impactante pues respiramos la misma contaminación que se queda impregnada en paredes o ventanas. De hecho, ocho de las 24 estaciones de calidad del aire que miden los niveles de los gases contaminantes que respiramos superan los niveles permitidos. Visitamos dos de las que arrojan peores datos, que curiosamente son la de Escuelas Aguirre, por increíble que parezca pegada al Retiro, y la Plaza Elíptica.
Aunque sin duda al hablar de contaminación, todos pensamos en el distrito Centro y en especial en la Gran Vía. Esta emblemática calle de Madrid es una de las arterias principales de nuestra capital, pero también una de las más contaminadas. Las medidas no se han hecho esperar con accesos restringidos, velocidad limitada, prohibición de aparcar en la zona SER y en concreto, en Gran Vía, estén atentos porque en unos meses ya no podrán circular por ella en coche.
Sin embargo, también se puede huir de estos ‘malos humos’. A escasos 60 kilómetros de Madrid está El Atazar, una de las zonas con mayor calidad del aire de nuestra comunidad. Y además existen otras alternativas para contribuir a tener un aire más sano que respirar. Uno de los pioneros es José Luis, el segundo taxista que se pasó al vehículo eléctrico, al que sólo ve ventajas.