Nuestra ruta parte del Monasterio de la Encarnación donde se encuentra la estatua dedicada al enamoradizo Lope de Vega.
Continuamos viaje para conocer algo más de otros de nuestros ilustres escritores, Mariano José de Larra, genuino representante del 'Romanticismo Xtreme'.
Tratamos de imaginar qué cara pondrían las primeras personas que vieron cine en Madrid. Esto ocurrió en el número 32 de la Carrera de San Jerónimo en 1896.
En nuestro siguiente destino, el Ateneo, eran tan aficionados al conocimiento científico y cultural que debatían sobre todo tipo de temas. Los académicos llegaron a votar sobre la existencia de Dios.
Nuestro paseo literario hace parada en otro ilustre, Miguel de Cervantes Saavedra que no solo era manco, como ya sabemos por su mote, sino que también era tartamudo.
Luis Larrodera nos habla también de Cervantes en el Convento de las Trinitarias, donde permanecen enterrados los restos del escritor más universal de todos los tiempos.
Quevedo y Góngora fueron dos archienemigos históricos comparables a Batman y Joker. Ambos eran vecinos (que no amigos) en el Barrio de las Letras, y llegaron a insultarse mutuamente, eso sí, con mucho arte. Nos lo cuenta el investigador Jesús Callejo.
La Parroquia de San Sebastián merece un lugar en la historia. ¿La razón?, entre nacimientos, bautismos, bodas y defunciones, por aquí han pasado todo tipo de personajes ilustres: Larra, Bécquer, Zorrilla, Buero Vallejo, Tirso de Molina, Luis Candelas, Jacinto Benavente, Lope de Vega, Espronceda...
Jacinto Benavente y Jardiel Poncela, protagonizaron un episodio 'teatral' que casi acaba como el rosario de la aurora. Nos lo cuentan Enrique Gallud y Ramón Paso, nieto y bisnieto de Jardiel Poncela, respectivamente.
El Antiguo Corral de Comedias de la Cruz, era el número uno del top ten de corrales, pero además, aquí tuvo lugar una de las historias de amor más pasionales de la historia, la de Felipe IV, El rey pasmado, y María Inés, La Calderona.
El Callejón del Gato, famoso por sus espejos, inspiró a Valle-Inclán para escribir su famosa obra Luces de Bohemia e inventar un género distinto: el esperpento.
En el Teatro Español han ocurrido tantas anécdotas que sería imposible contarlas todas. A lo largo de 450 años, este escenario ha visto sentados en sus butacas a gran parte de la realeza española.