Desde Felipe II, los sucesivos monarcas españoles han ido embelleciendo y desarrollando la actividad económica de la ciudad. Recorremos algunos de los principales lugares de interés: El Palacio Real, la Plaza de las Doce Calles, el Mercado de Abastos, El Auditorio y Escuela Municipal de Música, los Jardines del Príncipe o la Plaza de Toros, construida en 1796. Allí nos citamos con un arancetano de lujo, Palomo Linares.
Recorremos la ciudad desde otra perspectiva, la del río Tajo y lo hacemos en piragua, otro de sus atractivos.
Si de algo puede presumir Aranjuez es de su huerta. Aquí se producen fresas y espárragos de merecida fama. Y también vino. Nos acercamos a la Finca El Regajal, donde se producen algunos de los mejores de españa. Se puede visitar (www.madridrutasdelvino.es). El vino nos lleva también hasta una población cercana que nació como explotación agrícola por mandato de Carlos III, El Real Cortijo de San Isidro, que presume de una interesante red hidráulica y de una joya bajo tierra, la Bodega Real, que custodiaba los mejores vinos y aceites del rey. Merece una visita.
La actividad ganadera tiene su espacio en la ciudad ribereña. Nos acercamos al centro de investigación agraria y animal 'La Chimenea' , donde aprendemos el esquileo y reconocemos a los mejores añojos.
Terminamos con dos instituciones gastronómicas de Aranjuez. Una es La Rana Verde, un centenario restaurante a orillas del Tajo compartido por reyes y poetas desde que Alfonso XIII cediera los terrenos a la familia.
El otro, estrella Michelín incluida, es Casa José. Lo de casa es literal porque el edificio lo era y lo sigue siendo. Nos lo cuenta Fernando del Cerro, su chef, que nació allí.