El Gregorio Marañón hace historia con una pionera operación con hologramas
Proyectar sobre un paciente hologramas con sus radiografías para hacer que la cirugía sea más precisa. Es el sistema pionero que ha puesto en marcha, por primera vez en el mundo, el hospital madrileño Gregorio Marañón. Toda una revolución en el mundo de la cirugía.
Esta técnica permite usar en la cirugía clínica la realidad aumentada y la impresión en tres dimensiones.
La presentación realizada ante los medios de comunicación contó con la presencia del doctor Rubén Pérez Mañanes, cirujano ortopédico oncológico del Hospital Gregorio Marañón, y del consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero. Perez Mañanes fue uno de los líderes del equipo interdisciplinar de investigadores que ha llevado a cabo el proyecto colaborativo entre el Instituto de Investigación Sanitaria del propio hospital, la Universidad Carlos III de Madrid y la empresa madrileña 6DLAB.
Este nuevo sistema permite que los cirujanos puedan ver al momento a través de la realidad virtual las pruebas previas realizadas al paciente encima del propio cuerpo de este. Los médicos del Gregorio Marañón visualizan esta información virtual a través de unas gafas Hololens de impresión 3D personalizada, ya que resulta más práctico, aunque también podría emplearse este sistema a través de otros dispositivos, como podría ser un teléfono móvil.
"El campo visual de la gafa no nos obstaculiza para intervenir a los pacientes, ya que también sirve como gafa protectora ante salpicaduras", destacó Pérez Mañanes. Las gafas protectoras son un instrumento de uso habitual por parte de los cirujanos en la gran mayoría de intervenciones.
La información virtual que se proyecta en el paciente va desde pruebas radiológicas previas, a reconstrucciones en 3D de su patología o a la planificación que haya elaborado el equipo médico sobre la misma operación quirúrgica. Lo novedoso en este sistema, que le hace pionero en todo el mundo, es que esta información se indica con precisión submilimétrica en la parte del cuerpo concreta donde el paciente tiene el tumor u otra patología o donde se le han realizado las pruebas previas. Esto se consigue a través de unos marcadores diseñados previamente utilizando la impresión 3D que se utilizan para fijar las marcas en el cuerpo del paciente. Gracias a ello, la información queda fijada y sujeta en la parte concreta del cuerpo que se le indique.
Así, el cirujano puede moverse tranquilamente o puede cambiar de posición al enfermo mientras sigue viendo dónde se encuentra exactamente el tumor o el punto concreto donde debe realizar la intervención, por ejemplo.