El Pleno del Congreso ha rechazado este jueves, en segunda votación, la investidura como presidente del Gobierno del candidato socialista, Pedro Sánchez, que, como el pasado martes, sólo ha recibido el apoyo de los miembros de su grupo y el del diputado del Partido Regionalista de Cantabria, José María Mazón.
En total han sido 124 síes frente a 155 noes y 67 abstenciones.
Las negociaciones al límite que han llevado el PSOE y Unidas Podemos hasta prácticamente el momento de la votación definitiva no han salvado la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, por lo que se abre un plazo de dos meses para que haya un nuevo intento o pase el tiempo y se convoquen otras elecciones.
Sólo ha cambiado de criterio ERC, tal y como avanzó su portavoz, Gabriel Rufián, a primera hora de la mañana. Su decisión de decantarse por la abstención, en vez del "no" de hace dos días, perseguía aumentar la presión sobre Unidas Podemos.
Unidas Podemos se ha mantenido en la abstención al igual que el PNV, ERC y Bildu.
Rufián ha insistido en que "septiembre complica la vida a todos", dando a entender que la abstención de este jueves raramente se repetirá en unas fechas en las que se conocerá la sentencia del 'procés'.
Por su parte, el diputado de Compromís Joan Baldoví ha afirmado que otros comicios generales darían "una oportunidad al trío de Colón", en referencia a PP, Cs y Vox.
El PSOE ha eludido concretar si Sánchez lo intentará de nuevo y Unidas Podemos se ha mostrado dispuesto a reanudar las negociaciones a pesar de la controvertida relación en la que se quedan ambas formaciones tras esta investidura.
Reproches
El candidato socialista abrió el turno de intervenciones con el gesto afectado y duras críticas a Iglesias. Le reprobó haber hablado de ser "humillante" liderar un ministerio; le advirtió de que entre un Gobierno que no sirviera a los ciudadanos y sus convicciones, siempre elegirá la defensa de sus convicciones y del interés general; y le recordó que no puede poner la gestión de los presupuestos en manos de personas que nunca han gestionado uno.
El líder de Unidas Podemos le replicó que ha faltado al respeto a su organización y a sus votantes y que no se puede abordar una negociación a base de filtraciones. Pero Iglesias se ha reservado una última carta: en la tribuna de oradores, para salvar la investidura, anunció que su partido renunciaba al Ministerio de Trabajo si, a cambio, recibía la gestión de las políticas activas de empleo.
Duró poco la expectativa de un acuerdo en el último segundo y ver a Sánchez y a Iglesias enganchados a sus móviles avivó todavía más la posibilidad del Gobierno de coalición.
IU incluso pidió retrasar la votación en balde. El PSOE, no obstante, se negó.
Sánchez afronta dos meses ahora durante los que tendrá que decidir si acepta una hipotética nueva negociación con Podemos o deja pasar el tiempo para que España vuelva a una contienda electoral.