Los hosteleros del centro de Madrid se temen lo peor. Ellos no están confinados pero tampoco tienen clientes e insisten que si se les obliga a cerrar a las 10 de la noche, el cierre de negocios será definitivo.
Viven una sombría realidad, con demasiadas mesas vacía, sin movimiento en calles y bares, y con muchos de los trabajadores en erte . Muchos hosteleros dicen que no saben como llegar a fin de mes y el futuro no es nada alagüeño sin turistas, sin menús y sin negocio.
Lo más optimistas hablan de una situación agónica, y los encargados dicen que si hay más restricciones a la movilidad o a las condiciones en que trabajan, con reducción de horario, aforo, y sin barras, tendrán que echar definitivamente el cierre.
No se casan con nadie. Piden que las administraciones se pongan de acuerdo, que las ayudas y los préstamos sean realistas y sobre todo que esto acabe pronto.
