El yacimiento de Miralrío fue descubierto y excavado en 1996 con motivo de las obras de urbanización de este sector de Rivas Vaciamadrid. Los trabajos de excavación arqueológica permitieron documentar restos de un poblado ocupado durante la II Edad del Hierro y fechado entre los siglos IV y II antes de Cristo. Estos restos constituyen uno de los pocos vestigios conservados y visitables del pueblo carpetano en la Comunidad de Madrid. La posición estratégica de este asentamiento, sobre una suave elevación que domina la confluencia de los ríos Jarama y Manzanares, proporcionó una situación privilegiada por la proximidad a los recursos naturales y por tanto a abundantes fuentes para la producción agrícola y ganadera.
Los carpetanos ocuparon, durante la Edad de Hierro, gran parte del territorio que constituye actualmente la Comunidad de Madrid, limitando con celtíberos, vacceos, vettones y oretanos, comunidades con las que mantenían importantes relaciones económicas, sociales y políticas, tal como nos relatan las fuentes clásicas. La población se repartía por el territorio ocupando granjas, aldeas y núcleos de mayor entidad que pueden ser ya considerados como verdaderos centros urbanos, algunos de los cuales se pueden identificar con enclaves hoy excavados tales como Complutum (Alcalá de Henares) y Toletum (Toledo). Durante los siglos II y I antes de Cristo, la consolidación del dominio político y militar romano en la Península Ibérica impuso gradualmente los modelos de Roma sobre los usos y costumbres indígenas.
Los trabajos arqueológicos desarrollados permitieron identificar restos de ocupaciones anteriores: el primer asentamiento documentado en el lugar corresponde a momentos avanzados de la Edad del Bronce (de 1.500 a 1.000 años antes de Cristo). De este momento sólo se han conservado tres fosas excavadas en el suelo, interpretadas como silos para almacenar alimentos, amortizadas con tierras ricas en cenizas y contenido orgánico con numerosos fragmentos de recipientes cerámicos fabricados a mano.
Los restos arqueológicos más notables son los restos de una vivienda carpetana. Estaba destinada a ser un espacio tanto doméstico como de producción artesanal. Los carpetanos construían sus edificaciones levantando sobre el suelo un pequeño zócalo de piedras unidas con barro que permitía aislar las paredes de la humedad. Sobre éste se levantaban paredes de adobe o tapial, a veces enfoscadas en el interior. Las cubiertas de los edificios se construían a base de entramados vegetales que se cohesionaban e impermeabilizaban con arcilla y tierra, y los suelos de las viviendas estaban formados con tierra apisonada. En la casa del yacimiento de Miralrío se detectan evidencias de las distintas labores desarrolladas en su interior, tales como los hogares, las fosas empleadas como almacenes, o soportes para estructuras perecederas relacionadas con la molienda, la cestería o el tejido.
El conjunto se completa con un área de interpretación en la que se reproduce una antigua casa carpetana con dos estancias diferenciadas, una de ellas dedicada a la zona de vivienda y la otra a almacenaje. El yacimiento pertenece a la red de yacimientos visitables de la Comunidad.
Dónde: Parque de Miralrío (Rivas). A3, km. 17. En la primera rotonda, tomar la primera salida que conduce a una carretera paralela a la autovía en dirección Sur y girar por la primera calle a la izquierda.
Cuándo: Último sábado de mes, previa reserva telefónica.
Teléfono de información: Centro de Recursos Ambientales Chico Mendes, 91 660 27 90 / 27 92