El Everest no da para más y Nepal ha decido limitar las visitas. La laxitud en la normativa de escalada y el auge de las expediciones comerciales durante los últimos 20 años han saturado el techo del mundo que registra un auténtico aluvión de visitantes. Hoy es tan accesible para alpinistas expertos como para principiantes, y aumenta el número de quienes se dejan la vida en el intento.