El efecto secundario de las vacunas que provoca muchas falsas alarmas en pacientes de cáncer de Madrid
La inflamación de los ganglios linfáticos en la axila o cerca de la clavícula puede confundirse con casos de cáncer, sobre todo de mama
Oncólogos confirman que pacientes acuden a consulta con el temor de haber tenido una recaída. "Algunos han venido llorando", comenta uno
A. GRADOS
Es uno de los efectos secundarios menos conocidos de las vacunas contra el coronavirus, pero es de los que están generando más alerta, sobre todo a un grupo específico de la población: los pacientes que están con tratamientos o revisiones oncológicas.
Fue a finales de febrero cuando los expertos sanitarios de Estados Unidos informaron que algunas vacunas, sobre todo Pfizer y Moderna, provocan tras su administración la inflamación de los ganglios linfáticos en la axila o cerca de la clavícula. Es una situación que puede confundirse con casos de cáncer, sobre todo de mama. Ya desde entonces se indicó que esa inflamación es una reacción normal del cuerpo ante la vacuna. Además, se presenta siempre en el mismo lado en el que se aplica la dosis
Generalmente, muchas personas que hayan sido vacunadas contra el coronavirus ni se habrán dado cuenta de la inflamación, pero otras que en estos meses están pasando revisiones y tratamientos oncológicos se están llevando el susto en el cuerpo cuando reciben los resultados de pruebas ecográficas.
De hecho, oncólogos de Madrid consultados por Telemadrid.es han confirmado que muchos pacientes se han acercado a la consulta con el temor de haber tenido una recaída. "Algunos han venido llorando", comenta un médico.
La doctora Gabriela Torres, secretaria científica de Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y oncóloga médico del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, confirma a Telemadrid.es que "efectivamente, tras el inicio de la campaña de vacunación, estamos viendo cada vez con más frecuencia en las revisiones cuadros de pacientes con linfadenitis reactivas que refieren vacunación reciente".
"La mayoría de las veces las adenopatías aparecen a nivel axilar, supraclavicular y cervical en el lado ipsilateral al deltoides donde se ha administrado la vacuna y desaparecen al cabo de dos semanas, aunque pueden llegar a persistir entre 3 y 6 semanas tras la administración de la vacuna. Este fenómeno es secundario al proceso de inmunización y no es relevante en la mayoría de los pacientes, pero efectivamente puede suponer un problema en el manejo del paciente con cáncer en el que el crecimiento de los ganglios puede significar la presencia de metástasis ganglionares", explica. Los tumores que con más frecuencia metastatizan a nivel de los ganglios axilares, supraclaviculares y cervicales como pueden ser el cáncer de mama, los melanomas o sarcomas de extremidades superiores, el cáncer de pulmón (sobre todo de lóbulos superiores) o los tumores de cabeza y cuello. "Son los tumores que más incertidumbre diagnóstica nos van a plantear ya que en otro tipo de tumores que no metastatizan habitualmente a estos niveles vamos a poder atribuir con más facilidad la aparición de adenopatías o ganglios aumentados de tamaño a la vacunación reciente por Cociv-19", añade. De entre todos ellos, sin duda, destaca el cáncer de mama, porque es más frecuente y porque usualmente se propaga a nivel de los ganglios axilares antes que a cualquier localización.
Precisamente por ello es en las consultas de seguimiento de las pacientes con antecedentes de cáncer de mama donde se está viendo con más frecuencia la aparición de linfadenitis reactivas, precisamente porque la exploración de las mamas y de las axilas es obligada en la valoración de estas pacientes, explica la oncóloga.
Qué hacer
Ante esta situación, los médicos lo tienen claro y han establecido una serie de pautas para conseguir que los pacientes no se lleven sustos innecesarios. Entre las recomendaciones, están las siguientes:
Informar al paciente con antelación de que la aparición de adenopatías es un evento frecuente tras la vacunación por Covid, de modo que el paciente no se alarme innecesariamente en caso de aparición de adenopatías.
Administrar la vacuna en el lado opuesto al cáncer o a la mama intervenida
Incluir en el momento de la realización de las pruebas (por ejemplo mamografía, Tac o Pet tac) un cuestionario en el que figure el historial de vacunación, tipo de vacunación y lado en el que se puso la vacuna para que el radiólogo pueda hacer una adecuada valoración.
Si han transcurrido menos de 6 semanas desde la administración de la vacuna en general se asume que el diagnóstico más probable es el de linfadenitis reactiva por Covid y se hace un seguimiento clínico y en ocasiones radiológico.
Si han transcurrido más de 6 semanas desde la administración de la vacuna y persisten las adenopatías o en tumores con elevado riesgo de recaída sí se recomienda la realización de pruebas complementarias como ecografía mamaria y axilar +/- biopsia.
También en caso de que la aparición de adenopatías coincida con el diagnóstico de cáncer se realizan habitualmente estudios complementarios siempre y cuando el diagnóstico de metástasis ganglionares sea importante para el manejo clínico del paciente.
"En general no se recomienda retrasar las pruebas diagnósticas o de revisión por motivo de una vacunación. Se considera que en caso de aparición de adenopatías tenemos herramientas suficientes para llegar a un diagnóstico adecuado y sólo en algunos casos y siempre tras haberlo valorado con el médico se puede plantear postergar la realización de las pruebas hasta transcurridas 6 semanas desde la administración de la vacuna por Covid-19. Sin embargo, si se trata de programar una nueva revisión, el médico sí tendrá en cuenta en la medida de lo posible las fechas previstas de vacunación para no interferir en el proceso diagnóstico", comenta la doctora Gabriela Torres.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de los efectos secundarios de las vacunas pueden confundirse con los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos y plantear dudas diagnósticas. Por ejemplo, tener fiebre es un efecto secundario frecuente tras la administración de las dosis, pero también un efecto secundario frecuente de los tratamientos oncológicos que a menudo se relaciona con una bajada de defensas que facilita el desarrollo de un proceso infeccioso.
En general se recomienda que la vacuna contra el coronavirus se administre en un momento en el que se prevea que "la inmunidad esté lo menos alterada posible y en el que se esperen menos efectos secundarios del tratamiento antineoplásico".
Foto: Redacción |Vídeo: Telemadrid
La fiebre secundaria a la vacunación aparece en general en las primeras 24-48 horas tras la administración de la vacuna y cede en menos de 24 horas por lo que los pacientes deben acudir a Urgencias si el aumento de temperatura se produce transcurridas las 48 horas desde la vacuna o se mantiene más allá de 24 horas.
"De cualquier forma, lo ideal es comentar las pautas a seguir tras la vacunación con el oncólogo durante la consulta, de modo que pueda darle unas recomendaciones individualizadas a las que atenerse en caso de aparición de efectos secundarios", concluye la doctora Torres.