Desde la tarde del lunes, con la primera convocatoria oficial de Montse de Tomé, hasta la convocatoria de una nueva jugadora, que se conoció la tarde del miércoles por la marcha de Mapi León y Patri Guijarro, se han vivido las cuarenta y ocho horas más convulsas del fútbol femenino español.
La convocatoria de Tomé, que aseguraba haber hablado con las futbolistas cuando no fue así, provocó la indignación del grupo, que recordó el lunes por la noche mediante un comunicado su decisión, tras el caso Rubiales, de no ser convocadas hasta no ver cambios en el organigrama de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).
Todas las campeonas del mundo, menos Athenea del Castillo, que se desmarcó, eran firmes en su decisión de no volver hasta que no hubiera cambios en la federación. En una tarde-noche en la que las futbolistas meditaron sobre qué hacer, si presentarse o no a una convocatoria que no fue como habitualmente en las Rozas, sino en Oliva (Valencia), finalmente todas se presentaron.
En medio del revuelo, el presidente del CSD, Víctor Francos, anunció que se reuniría con las jugadoras para mediar en el conflicto con la RFEF , afirmando que sentía que su obligación era estar al lado de las jugadoras y buscar soluciones. Una vez que todas las futbolistas estaban en Oliva, comenzó una larga reunión con el presidente del CSD que se alargó hasta las cinco de la mañana y en la que se decidió la constitución de una Comisión Mixta y tripartita entre las tres partes (CSD, Federación y jugadoras) para poder hacer un seguimiento de los acuerdos alcanzados durante la misma.
En esta reunión, en la que Francos avisó de que no habría sanción, Mapi León y Patri Guijarro, que renunciaron a ir al Mundial, señalaron que no se sentían ni con ánimos ni con fuerzas para estar en la concentración. El resto de las jugadoras decidió quedarse en la convocatoria.
La selección se entrenó en Oliva la tarde del miércoles y este jueves por la mañana partían en un vuelo chárter hacia Gotemburgo (Suecia) para enfrentarse a la selección local en el primer partido de la Liga de Naciones este viernes.
Tras lo que parecía ser el fin del conflicto, las capitanas de la selección, Irene Paredes y Alexia Putellas, han explicado en una rueda de prensa en Gotemburgo, la situación en la que se encuentra el combinado nacional tras lo acontecido durante este mes.
En este sentido, Alexia Putellas ha asegurado que "nunca hemos pedido quitar o poner a un entrenador" ya que "no es nuestro trabajo".
Ambas futbolistas han destacado que están durmiendo poco por todas las reuniones que están teniendo: "Somos las primeras que queremos ser futbolistas, pero entended que nos hemos tenido que meter en la cabeza que no ha sido posible ser solamente futbolistas". "Lo único que queremos nosotras es jugar a fútbol en unas condiciones dignas y que se nos respete. Hasta ahora no ha sido del todo posible", decía Irene Paredes.
"Pedimos que en la Federación de todos haya una tolerancia cero a las personas que hayan escondido, aplaudido o incitado un abuso", ha continuado Alexia. "La luz al final del túnel todavía no se ve, esto es muy largo. Somos conscientes de que ahora tenemos el altavoz y tenemos mucha gente detrás, compañeras de otras selecciones y deportes, también mujeres que en sus trabajos están sufriendo casos similares, y queremos que esto pueda ser un punto de inflexión donde mirarse", apoyaba Irene.
En cuanto a las destituciones de Rubiales y del hasta ahora seleccionador nacional, Jorge Vilda, Alexia Putellas ha concluido: "No ponemos ni quitamos nada. Simplemente denunciamos. (...) Nosotras no tenemos ninguna competencia de echar a nadie. Sólo de marcar goles y poco más y comunicar las cosas que nos ayudarían a mejorar como futbolistas. Este tema ya no es deportivo, va mucho más allá".