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El mejor José Bordalás ha vuelto. Sonríe en cada rueda de prensa y responde a las críticas con resultados. Es el punching ball de los perdedores, el saco de boxeo de aquellos que justifican sus derrotas con el estilo del Getafe. Acusado de practicar un fútbol barriobajero, pícaro y poco vistoso, Bordalás contesta, una vez más, con resultados.
La última victoria del Getafe frente al Almería (2-1) colocó al conjunto azulón dentro del top 10 de LaLiga y a tiro de piedra de las competiciones europeas. El descenso, fantasma que acechó al club azulón desde que Bordalás se marchó al finalizar la temporada 2020/21, ya no es un problema. Hasta once puntos separan al Getafe de las posiciones de Segunda División.
Bordalás, a falta de siete jornadas para el final, agarró la pasada temporada a un equipo sin alma y a la deriva. En pocos meses ha conseguido formar una roca competitiva con sello de autor. Sustituyó a Quique Sánchez Flores para sentarse en el banquillo de un equipo desahuciado y lo salvó. Ahora, tras la disputa de un tercio de LaLiga, el Getafe es octavo con sólo 3 derrotas en 14 partidos.
Es en el Coliseum donde ha forjado la base de su nuevo éxito con unos números intachables: el Getafe está invicto desde su regreso y acumula 10 encuentros con 6 victorias y 4 empates, 5 porterías a cero y 22 de 30 puntos posibles. Y, en total, solo 5 equipos han conseguido derrotar a su Getafe: el Espanyol, el Real Madrid en dos ocasiones, el Girona y la Real Sociedad.
La euforia se ha desatado entre la afición azulona, que ya sueña con la gesta del curso 2018/19, en el que el Getafe quedó quinto y rozó la Liga de Campeones. Bordalás, sin embargo, mantiene la calma:
"Tenemos los pies en el suelo. Queda muchísima Liga. La clasificación no dice nada. Todos vemos lo difícil, lo que cuesta sacar los partidos adelante y sin pensar más allá. La experiencia me hace ser muy sensato y coherente ante cualquier euforia. Si nos excedemos nos debilitamos y no lo podemos permitir. Tenemos que seguir creciendo, tenemos que disfrutar", dijo después del partido ante el Almería.
La historia de Bordalás en el Getafe es ya de sobra conocida. Se sentó por primera vez en su banquillo con la campaña 2017/18 empezada con el conjunto madrileño en Segunda División y en puestos de descenso. Consiguió el ascenso ese mismo año y luego encadenó dos octavos puestos en Primera División y un quinto con derecho a disputar la Liga Europa.
Se desinfló en su último curso, el 2020/21 con una decimoquinta plaza que desencadenó su adiós tras cinco temporadas en las que acabó agotado. Se marchó al Valencia, condujo al cuadro ché hasta una final de la Copa del Rey y al concluir la temporada 2021/22 se quedó sin equipo soñando con aventuras en el extranjero en clubes de postín.
Mientras, el Getafe, con Míchel y con Quique se desangró. Volvió a ser un equipo mediocre, sin un estilo determinado que volvía a coquetear con bajar a Segunda División. A estas alturas del curso, después de 14 jornadas, el Getafe sumaba 9 y 14 puntos con ambos entrenadores por los 19 que acumula ahora con Bordalás.
Ángel Torres, presidente del club madrileño, pidió ayuda al mejor entrenador de la historia del Getafe y Bordalás acudió al rescate. Su llegada al club azulón provocó una ola de Bordalismo, un término de nueva cuña que impulsa al técnico alicantino hasta la punta de la pirámide de los héroes del Getafe.
Ni Borja Mayoral, ni Mason Greenwood ni nadie le hace sombra. Es todo un ídolo que ha conseguido acuñar sus mensajes en camisetas: "Esto es fútbol papá", "fútbol champagne" son las respuestas impresas y cantadas entre una hinchada que pasa de las críticas. A Bordalás le afectaban hace tiempo, pero ahora le entran por un oído y le salen por otro.
Es Ángel Torres quien se encarga de defender a su entrenador. Bordalás opina que son la excusa perfecta para los perdedores. Casi siempre, el derrotado por el Getafe, se escuda en su juego mientras si ganan, callan. Pero su presidente, sí que habla claro:
"Con Bordalás ha sido injusta mucha gente. Duele a cualquier ser humano que sea tan injusto con alguien y los datos se han demostrado que no eran ciertos. Gente que ha llegado hace tres días a entrenar se atreven a decirle cómo tiene que jugar. Xavi, por ejemplo", manifestó en una entrevista en Onda Cero.
Guste o no, el Getafe de Bordalás vuelve a estar arriba, en la zona noble de la tabla. Los datos avalan el trabajo de un entrenador incansable, muy exigente con los suyos pero capaz de revalorizar jugadores a través del colectivo. Que se lo digan a Djené, Soria, Arambarri, Maksimovic, Jaime Mata y ahora a Greenwood, Mayoral, Diego Rico o Gastón.
Y es que, para muchos, allí por donde pasa Bordalás, no crece la hierba. Es el 'Atila' de la mayoría que se niega a reconocer su trabajo. Pero la realidad es otra: Bordalás genera brotes verdes. Nunca falla. Es sinónimo de éxito. Es el enemigo de muchos e indestructible como pocos. Guste o no, sus números avalan a un hombre que parece no querer vivir del reconocimiento y que es cualquier cosa menos un Narciso: cierra bocas sin mirarse al espejo.