El belga del Real Madrid Thibaut Courtois recibió el trofeo Yashin, que designa al mejor portero de la pasada temporada, en la gala del Balón de Oro.
El guardameta del equipo blanco, autor de grandes actuaciones que fueron decisivas para ayudar a su equipo a conquistar la liga española y la Liga de Campeones, se convierte así en el tercero en conseguir este galardón creado en 2019.
El primer vencedor fue el brasileño del Liverpool Alisson, en 2020 no se entregó a causa de la pandemia y el año pasado lo ganó el italiano Gianluiggi Donnarumma.
Courtois, de 30 años, se impuso a otros candidatos como los brasileños Alisson (Liverpool) y Ederson (Manchester City), el esloveno Jan Oblak (Atlético de Madrid) o el marroquí Yassine Bounou (Sevilla).
"El año pasado fue maravilloso", afirmó Courtois, quien aseguró estar "encantado de formar parte de este equipo", en referencia al Real Madrid.
Preguntado sobre si su próximo objetivo sería la Copa del Mundo, recordó cómo la selección belga fue apeada hace cuatro años en semifinales por Francia y espera hacer un gran torneo junto con sus compañeros del equipo nacional, alguno de ellos presentes en la gala como Kevin de Bruyne (Manchester City).
Courtois alcanzó el reconocimiento más alto que puede recibir un guardameta al recibir el Trofeo Yashin que le acredita como el mejor bajo palos de la pasada temporada. Un culmen a una carrera que, curiosamente, comenzó sin ponerse los guantes, ya que lo hizo de lateral izquierdo.
Courtois nació el 11 de mayo de 1922 en Bree, ciudad belga de la provincia de Limburgo en la que también crecieron otros deportistas históricos como la tenista Kim Clijsters, exnúmero uno del Mundo y ganadora de tres Abiertos de Estados Unidos y un Abierto de Australia, y el piloto de motrocross Stefan Everts, que fue campeón del mundo en diez ocasiones.
Nada tiene que ver con la Bree de la Tierra Media que el escritor John Ronald Reuel Tolkien inventó para sus obras, como El Señor de los Anillos o El Hobbit. Es más, poco de 'hobbit'; tiene el belga con sus 1,99 metros de altura.
Courtois viene de una familia con tradición de voleibol. Su padre Thierry y su madre Gitte se dedicaron profesionalmente a este deporte, al igual que hacen su hermana Valérie y su hermano Gaetan, quizá por eso se le da bien el juego con las manos. Aunque él decidió pasarse al fútbol.
Eso sí, no fue hasta los 7 años, ya en la cantera del Genk, cuando se puso los guantes por primera vez. Su primera toma de contacto con el esférico fue en el K.Bilzerse-Waltwilder VV y lo hizo de lateral izquierdo, demarcación en la que aprendió durante dos años.
Pero tocar el balón con las manos le venía en la sangre, y fue en su paso al Genk en 1999 cuando tuvo la oportunidad de reencontrarse con esa sensación. En las categorías inferiores del equipo del noreste de Bélgica se probaban a todos los chicos bajo los palos y fue entonces cuando a Courtois le cambió la vida.
En la portería se hizo grande y fue ascendiendo en la cantera hasta llegar a debutar con el primer equipo en un encuentro oficial. Fue el 17 de abril de 2009 frente al Gante tras una situación rocambolesca que hizo que Thibaut hiciera sus primeras paradas en el profesionalismo.